El Banco Mundial (BM) recortó su pronóstico de crecimiento sobre la economía Argentina y advirtió sobre sobre el “contexto altamente desafiante” que es tener “la inflación de niveles mayores a 80%” y la necesidad de “reformar los subsidios a la energía”.
En la presentación de su informe Perspectivas Económicas Globales para 2023, el BM proyectó un crecimiento del 2% para la economía argentina y la misma cifra para 2024, tras “un nivel más fuerte de lo esperado, del 5,2 por ciento el año pasado”.
El organismo multilateral englobó el desaceleramiento del crecimiento argentina en la situación de toda la región: “América Latina y el Caribe (ALC) ha crecido un 3,6% en 2022, en donde la sólida expansión en la primera mitad del año fue impulsada principalmente por el consumo, respaldado por recuperación de los mercados laborales. Sin embargo, la actividad se debilitó a fines del año pasado a medida que comenzaron a sentirse la desaceleración del crecimiento mundial y la restricción de las condiciones financieras”.
“La inflación aumentó de manera significativa en 2022 y en muchos países alcanzó el valor máximo en varias décadas; las presiones sobre los precios se extendieron a una amplia gama de bienes y servicios. Los precios de los alimentos aumentaron con especial rapidez”, describe el informe lo sucedido en Latinoamérica.
“La inflación general parece haber alcanzado su punto máximo a mediados de año en la mayoría de los países, pero sigue siendo muy superior a las metas de los bancos centrales. En consecuencia, durante el año pasado, estos continuaron elevando las tasas de política, que llegaron a los dos dígitos en las economías más grandes de la región”, analizó el BM.
Para este año “se espera que el crecimiento de América Latina y el Caribe se desacelere marcadamente hasta el 1,3 % en 2023, para recuperarse un poco, al 2,4 %, en 2024”.
Específicamente para Argentina, el BM consideró que la ampliación del gasoducto Néstor Kirchner en Vaca Muerta “beneficiaría en el plano fiscal y en la cuenta corriente de la Argentina, gracias a la baja de las importaciones en energía”.
Sin embargo, advirtió que “el contexto es altamente desafiante dada las necesidades de reducir la inflación de niveles mayores a 80%, y de dejar al peso depreciar y reformar los subsidios a la energía”.