Denuncian que no quiere pagar los retiros voluntarios y que pretende despedir a otras 600 personas para que el negocio le cierre.
Trabajadores de la metalúrgica Paraná Metal cortaron hoy la Ruta 9 y denunciaron que el dueño de la empresa, Cristóbal López, no pagó los retiros voluntarios acordados, al tiempo que prevé despedir otros 600 asalariados para que el negocio “sea viable”.
El ministro de Trabajo, Carlos Tomada, recibió el lunes al mediodía a representantes de los más de 300 trabajadores de la planta que se apostaron en las inmediaciones del Ministerio de Trabajo para reclamar por unos 1.200 puestos de trabajo en riesgo en la autopartista de Villa Constitución.
Cristóbal López es famoso por sus tragamonedas y los negocios petroleros, y se hizo cargo de la fábrica santafesina a principios del año pasado pero nunca logró devolverla a las grandes ligas de la producción.
La planta de piezas de vehículos en conflicto se llama Paraná Metal desde 2002, cuando dos grupos inversores se la compraron a la Ford en medio de la crisis. Pero está desde 1957 en Villa Constitución, que la cuenta entre los pilares de su economía. Combativa, la seccional de la UOM de esa localidad está liderada por el histórico Alberto Piccinini y adhiere a la CTA, en disidencia con la conducción nacional de Antonio Caló y Juan Belén.
El lunes, la sede de Trabajo en Alem al 650 y sus inmediaciones estaban tapizadas de afiches con la cara de Cristóbal López. “Presidenta: en un país con inclusión social, Cristóbal no paga los sueldos”, rezaban las pegatinas. “Zar del juego”, lo definía otro cartel.
El batir de los tambores se oyó insistente durante medio día en el despacho de Tomada, en el piso 13 de la sede laboral. Al caer la noche, los representantes de los operarios no veían aún una salida que contemplara a la mayor parte de los afectados y que pusiera nuevamente a producir a la planta.
López se hizo cargo de Paraná Metal hace un año y medio, con un aporte de capital que permitió superar el parate en el que se había sumido la planta en manos de sus antiguos dueños. Pero después llegaron los pedidos de subsidio, las demoras en los pagos y la reactivación de a cuentagotas.