La semana previa a la apertura de sesiones ordinarias en el Congreso de la Nación fue en la que se aceleraron ciertos movimientos, más en la oposición que en el oficialismo, para posicionarse en la línea de largada de la carrera que todos quieren ganar pero en la que hay premio para uno solo: las elecciones presidenciales 2023.
En Juntos por el Cambio (JxC), el principal espacio opositor, se oficializó la anunciadísima precandidatura de Horacio Rodríguez Larreta, el jefe de Gobierno porteño que según las encuestas pica en punta contra las otras contendientes inscriptas: Patricia Bullrich, la titular del PRO, y Elisa Carrió, líder de la Coalición Cívica.
La co-fundadora de Cambiemos en 2015 explicó que su postulación es casi testimonial, ya que realmente no espera ganar y ni siquiera competir. Aliada de Larreta, aclaró cuál es el rol que quiere jugar: “Yo soy candidata para garantizar la unidad, no pretendo ganar, pretendo que no haya un debate a muerte en Juntos por el Cambio”, aclaró la diputada nacional (MC).
El “debate a muerte” está planteado del lado de Bullrich. La exministra de Seguridad macrista apuesta a un discurso duro en el que no tiene lugar el diálogo con el kirchnerismo. Y desde ese lugar acusa de “tibio” a Larreta.
La respuesta del alcalde porteño fue sin nombrar a la titular del PRO: “La firmeza que vale no es la de quién grita más fuerte”, disparó como si fuera un dardo silencioso, fiel a su estilo. Así están de un lado y del otro del tablero los “halcones” duros y las “palomas” dialoguistas.
Claro que al ajedrez de JxC todavía le faltan muchas piezas. Una con nombre propio es María Eugenia Vidal. La exgobernadora bonaerense, justo el mismo día en el que Larreta hacía su lanzamiento vía redes sociales, se mostró en sus nuevas oficinas junto al expresidente Mauricio Macri. de fondo, entre ellos dos, se veía un cartelito pegado en la pared que decía “Vidal presidenta”.
Tampoco han movido fuerte sus fichas en la Unión Cívica Radical (UCR). El titular del partido, el gobernador jujeño Gerardo Morales, tiene aspiraciones presidenciales. Pero también siempre se ha mostrado cercano a Larreta y hasta se animó a cuestionar algunos aspectos de la gestión de Macri en la Casa Rosada entre 2015 y 2019. Durante sus entrevistas como flamante precandidato, el jefe de Gobierno porteño le abrió la puerta a la posibilidad de que un dirigente radical fuese su compañero de fórmula. Si las PASO salen como dicen las encuestas, un derrotado pero con buen caudal de votos Morales podría ser un atractivo postulante a ese lugar.
El neurocientífico y diputado nacional Facundo Manes había anunciado que iba a competir por el sillón de Rivadavia luego de su exitoso debut electoral en las legislativas de 2021. Pero parece faltarle combustible para una carrera tan larga y con tantos competidores.
El último competidor no llenó el formulario. Pero es el nombre más pesado de todos que debería enfrentar Rodríguez Larreta: Mauricio Macri. Con un juego ambiguo, con la presentación de su libro “Segundo tiempo”, el exmandatario amaga con volver a intentar quedarse con la llave de Balcarce 50 y suma el apoyo de los “halcones” de JxC, que atrás de su nombre se animarían a un mano a mano con un Larreta que corre con la ventaja de la gestión (y la caja) que otorga ser jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires.
En el oficialismo, en cambio, todo está más parado en cuanto a oficializaciones debido a la feroz interna entre el presidente Alberto Fernández y la vicepresidenta Cristina Kirchner.
El único dirigente que públicamente se animó a postularse fue el embajador en Brasil, Daniel Scioli, quien en 2015 perdió por dos puntos en la segunda vuelta ante Macri. Con su constante discurso de “fe y esperanza”, el exgobernador bonaerense busca aunar a los antagónicos extremos que existen dentro del Frente de Todos (FdT): “albertistas” y “cristinistas”. La primera reunión de la mesa política del Partido Justicialista parecía haber acordado destacar lo que consideran una “proscripción” de CFK por la sentencia judicial de primera instancia en su contra en la causa “Vialidad”. Pero días después salió el ministro de Seguridad, Aníbal Fernández, a decir que “no está proscripta”. Y desde La Cámpora estallaron. En la Rosada levantan la apuesta y acusan a los ultraK de “querer proscribir” al Presidente. Y esta lucha en el barrio empantana el camino de los posibles candidatos oficialistas a una PASO. La apertura de sesiones ordinarias en el Congreso del próximo miércoles será la última de Alberto F. en este mandato. ¿Aprovechará el momento de cadena nacional ante diputados y senadores (CFK incluida como titular de la Cámara alta) para dar un discurso que hable de una continuidad de su gestión? Es la señal que se espera para desatar la carrera desenfrenada que en la vereda de enfrente parece que se largó unos días antes.