El cumpleaños número 60 del diputado nacional del Peronismo disidente mostró el escuálido fervor que recibe el pretendido precandidato presidencial. Ahora sí, como lo bautizara Horacio Verbitsky, luce como “Felipe Solo”.
El diputado nacional por el Peronismo Federal, Felipe Solá, festejó su cumpleaños número 60 en un restaurant de General Rodríguez, la zona donde ahora vive. Y si bien en la política nacional es bien difícil asegurar que un dirigente está “knock out”, la pobre convocatoria del ex gobernador bonaerense parece indicar que entre su discurso hiperoptimista y la realidad hay un trecho largo.
Si se lee la gacetilla que envió a los medios el equipo de prensa de Felipe, la reunión en el restó “Mal de Amores” convocó a familires, amigos, diputados nacionales, legisladores provinciales y dirigentes de diversos sectores. Solá no es un hombre que haya cosechado muchas amistades durante su vida. Los que no lo quieren lo acusan de sobervio, ya se sabe. Pero la enumeración de la gacetilla es estricta. Acudieron al ágape cuatro diputados nacionales que accedieron a sus bancas por Felipe, dos del PRO -Federico Pinedo y Christian Gribaudo-, el sindicalista Gerónimo “Momo” Venegas, los ex ministros León Arslanián, Alberto Iribarne y Martín Lousteau y el intendente de Malvinas Argentinas, Jesús Cariglino (“panadero y buen vecino”). También acudieron al asado Santiago Montoya y un par de senadores y diputados provinciales. Magra cosecha para un hombre que tuvo tanto poder y que aspira a disputarle la presidencia a Ricardo Alfonsín en una hipotética segunda vuelta. ¿Habrá llegado el ocaso de Felipe?