Cientos de miles de personas hicieron y seguirán haciendo cola durante horas desde ayer y hasta el próximo domingo en Londres para dar su último adiós a la reina Isabel II, que falleció el jueves pasado a los 96 años y cuyo féretro permanecerá en la sede del Parlamento británico antes del funeral y entierro previstos para el 19 de septiembre.
Los medios británicos estimaban que entre 750.000 y un millón de personas esperarán pacientemente para despedirse de la reina en las colas que se extenderán a lo largo de unos 10 kilómetros a orillas del río Támesis, día y noche, hasta el 18 de septiembre.
Tras la larga espera, pasarán unos segundos frente al féretro de la reina, cubierto por el estandarte real y la corona imperial, en Westminster Hall, la parte más antigua del Parlamento británico.
Las autoridades pidieron a la gente en Londres que vista “de manera apropiada” y advirtieron que la espera podría durar horas, incluso toda una noche. El público solo podrá ingresar en la capilla ardiente con una pequeña mochila, pero sin agua ni comida.
El féretro de Isabel II llegó este miércoles por la tarde a la sede del Parlamento británico proveniente del Palacio de Buckingham.
El ataúd, colocado sobre un soporte metálico tirado por caballos, recorrió unas abarrotadas calles de Londres, seguido a pie por Carlos III y sus hermanos Ana, Eduardo y Andrés, además de los hijos del nuevo monarca, Guillermo y Enrique, juntos justo detrás de su padre.
Funeral de Estado.
Con hoteles completos y negocios abarrotados, la capital británica se prepara para el multitudinario homenaje popular que terminará el próximo domingo, antes del “funeral del siglo” en la Abadía de Westminster previsto para el día siguiente.
Se espera la asistencia de más de 100 dignatarios y otras personalidades, entre ellos el presidente estadounidense, Joe Biden; el rey de España, Felipe VI, y su padre Juan Carlos I; o el mandatario brasileño, Jair Bolsonaro.
Los presidentes de Venezuela, Nicolás Maduro, y Nicaragua, Daniel Ortega, no fueron invitados al funeral, afirmó una fuente gubernamental a la agencia de noticias británica Press Association, sumándose a otros como el líder ruso Vladimir Putin y su homólogo bielorruso Alexandr Lukashenko.
El entierro de la soberana que vio pasar a 15 primeros ministros -desde Winston Churchill, nacido en 1874 y la actual, Liz Truss, nacida en 1975- tendrá lugar el mismo día en el Castillo de Windsor en una ceremonia privada.
Mientras tanto, el rey Carlos III se instala en el poder, pero sus primeros pasos no están exentos de polémica, como ocurrió durante su visita el martes a Irlanda del Norte, en el marco de una gira por las naciones del Reino Unido que finalizará el viernes en Gales.
Las imágenes difundidas mostraron al nuevo rey enojado con una pluma utilizada para firmar en el libro de honor que parece perder tinta. “¡Oh, dios, lo odio! (…) No puedo soportar esa maldita cosa”, dijo el monarca, reputado por su carácter caprichoso.