Argentina y Francia disputarán el próximo domingo la final del Mundial 2022. Las dos máximas estrellas del fútbol actual estarán por primera vez frente a frente desde que hace un año y medio son compañeros en el vestuario del Paris Saint-Germain. Y también las mejores herramientas para el “Sport Washing” que implementa Qatar desde hace años y que en este mes tuvo su máximo pico de atención a nivel planetario.
¿Qué es el “Sport Washing”? El “blanqueamiento deportivo”, si se pudiera traducir la expresión al idioma castellano, es la utilización del deporte o sus figuras para suavizar la imagen negativa que tienen ciertos países, empresas o personas en la sociedad.
En los últimos, y gracias al permanente torrente de petrodólares que emanan desde las entrañas de su territorio, muchos países de Medio Oriente utilizan el “Sport Washing” para dejar de ser vistos como un peligro por Occidente. O, al menos, de una manera algo más amigable.
Los generosos billetes qataríes, que fluyen desde el Fondo Soberano de Inversión fundado en 2005 para gestionar las ganancias petroleras y de gas natural que tiene la familia real del emirato, permitieron mantener a Mbappé en el PSG a pesar de que las ofertas que gigantes de las ligas top como por ejemplo el Real Madrid le han hecho llegar.
Y esos mismo millones destrabaron la conflictiva salida de Messi de Barcelona para anclarla el la “ciudad Luz”. Ambos recorren Europa occidental jugando con una camiseta que en el pecho dice “Qatar Airways”.
Argentina y Francia llegaron a la final del Mundial por méritos propios. Y en ambos equipos los más destacados fueron Messi y Mbappé. Es la final soñada para los dueños de Qatar, que verán a sus dos gladiadores uno contra otro por 90 minutos, quizás más alargue y hasta penales. Uno festejará. El otro, llorará. Y desde el palco, el emir, Tamim bin Hamad Al Thani, junto al dueño del PSG, Nasser Al-Khelaifi, aplaudirán la concreción perfecta del plan iniciado en 2011 con la compra del equipo parisino: que el mundo mire a Qatar por su aporte al fútbol y no por las denuncias deviolaciones a los derechos humanos, discriminación a mujeres y homosexuales y apoyo al terrorismo que han quedado tapadas por los gritos de gol en los megaestadios de Doha.