El jefe del grupo de vendedores de algodón de azúcar conocido como “los copitos”, Gabriel Carrizo, insistió en que los chats hallados en su teléfono en los que se adjudica participación en el intento de homicidio contra la vicepresidenta Cristina Kirchner fueron “bromas” dirigidas a conocidos que tenían militancia kirchnerista.
Ante la jueza María Eugenia Capuchetti y el fiscal Carlos Rívolo, Carrizo declaró hoy durante unas cuatro horas en una ampliación de indagatoria a raíz de la aparición de nuevos chats.
Se trata de una serie de mensajes situados temporalmente en la madrugada posterior al intento de magnicidio y los días siguientes en los que se ufanó de haber planificado el ataque y vaticinó que la vicepresidenta “ya está muerta”.
Carrizo fue trasladado esta madrugada a los tribunales de Comodoro Py desde el penal de Marcos Paz y en la indagatoria explicó los chats.