Una asociación civil pidió investigar los dichos del senador Emilio Rached sobre el supuesto ofrecimiento de una coima a cambio de su voto. El sorteo hizo recaer la investigación en el juez federal Julián Ercolini, quien ya tiene a su cargo la de las presuntas irregularidades en el comercio con Venezuela.
El juez federal Julián Ercolini no gana para sustos y, sobre todo, tiene mala suerte en los sorteos. A la cabeza ya de la causa por supuestos pagos irregulares en la venta de maquinaria agrícola a Venezuela y de las denuncias presentadas por la Coalición Cívica contra el matrimonio K, aún sin definición, hoy sumó una nueva perlita: el debut judicial del supuesto ofrecimiento de dinerillos a senadores para cambiar su voto en la famosa y fallida resolución 125 de retenciones al campo.
Un abogado, apoderado de una hasta ahora ignota “Asociación Civil Ciudadanos LIbres por la Calidad Institucional”, presentó ante la Cámara Federal un pedido de investigación de los dichos del senador radical Emilio Rached sobre un supuesto ofrecimiento anónimo vía mensaje de texto de una dádiva a cambio de su voto.
La presentación de dos carillas fue a sorteo y el “beneficiado” es Ercolini, un ex secretario penal de la Corte Suprema de Justicia que desde hace unos años ocupa el juzgado federal 10 tras gararlo por concurso.
“La conducta delictiva descripta, aún cuando su autor no hubiere logrado el disvalioso objetivo propuesto, constituye un hecho de suma gravedad institucional que debe ser investigado en protección de los más elevados intereses de la Nación, en protección de la legalidad y legitimidad en las que debe descansar nuestro orden jurídico y en defensa de la representación de las Provincias, como garantía del sistema federal de Gobierno”, se explayó el abogado José Magioncalda.
La causa ya fue bautizada como “Senado Sobornos II, segunda vuelta” en los tribunales de Retiro. La alusión es obviamente a la causa por el pago de sobornos para aprobar la ley de Reforma Laboral por la cual irá a juicio el ex presidente Fernando de la Rúa, la famosa “Ley Banelco”.