Benavídez Bedoya: “El arte argentino tiene una actitud de seguidismo”

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Este multipremiado artista no participa de esa “tara” local y analiza el arte con originalidad. En este reportaje relata además el caso del cacique Inakayal, que fue expuesto, vivo, en el Museo de Ciencias Naturales de La Plata.

Por Nanu Zalazar *

Alfredo Benavídez Bedoya es un artista plástico que desarrolla su actividad en el campo de la pintura y el grabado. Profesor e investigador,  a través de algunos de sus blogs describe -y se rebela ante- el caracter epigonal del arte argentino. 

En uno de sus blogs, Benavídez Bedoya cuenta y dibuja sobre la curiosa historia del cacique Inakayal, que junto a otros indígenas vivió dentro del Museo de Ciencias Naturales de La Plata como un diorama vivo, como objeto de estudio y expuesto al público. Le preguntamos cómo surge el tema de Inakayal.

ABB: Trabajando en el museo de Ciencias Naturales de La Plata, donde doy clases de Historia del Arte, un alumno de la provincia de Neuquén propuso el nombre y comenzamos la búsqueda. Mi materia tiene como objeto de estudio del propio museo como institución, que fue creado como museo, no fue un edificio reciclado, fue un proyecto positivista, en tiempos de la evolución de las especies, pensado y dirigido por el perito Francisco Moreno. Inakayal fue un cacique que, junto con otros siete u ocho caciques, fueron llevados allí con sus mujeres e hijos, e incluso hasta los machis o brujos quedaron en el museo para ser estudiados. Hay muchas versiones de cómo llegaron pero fue al final de la conquista del desierto y fueron el último grupo que se resistía pero finalmente se rindió en San Martín de los Andes. Lo que hizo el Ejército fue traerlos a todos como prisioneros de guerra hasta la isla Martín García, y el perito Moreno les pide que los dejen en libertad. El Ejército los libera pero no les permite volver al sur hasta asegurase de que no iban a volver a guerrear. Entonces, el perito se los llevan a La Plata, donde se estaba construyendo el Museo de Ciencias Naturales. Allí vivieron primero, en unas barracas y parte del obrador, hasta que se terminó el museo y tuvieron lugar adentro. En el Museo se los estudiaba, los dibujaban, les tomaban fotos y los median. Lo hacían estudiosos de aquí y del exterior. Y se los exhibía, como elementos vivos. Inakayal murió en el museo en 1888 y de él se conserva el cerebro y el cuero cabelludo, y su esqueleto fue expuesto durante un tiempo hasta que lo devolvieron para ser enterrado. El día anterior a su muerte hay registros que narran que pidió salir a la escalinata monumental, se desnudó, hizo invocaciones al sol orientado al sur, en su lengua, y después entró ayudado por dos indios. Y a la noche falleció. Era mayor de lo que parecía.

GM: ¿Cuánta gente vivió en el museo?

ABB: En el caso de los esqueletos, el del cacique Inakayal lleva el número mil ochocientos y pico, pero no se sabe cuantos pasaron. Algunos vivieron y luego los dejaron ir, otros terminaron trabajando para familias de la ciudad de La Plata y muchos fallecieron dentro del museo.

Benavídez Bedoya también es autor de siete diferentes blogs con otros tantos temas, como la historia del arte argentino a partir de los sellos postales. A veces contradictoria, desde las estampillas analizó cuándo aparecen obras y quién las emite. Por ejemplo, Antonio Berni, que es un paradigma del arte político y de protesta, comprometido, aparece en la dictadura militar y no con una obra surrealista sino que es una campesina santiagueña pobre.

GM: Uno de sus blogs tiene un nombre curioso, “Los culos de Hopper”. ¿De qué trata y cómo nace la idea?

BB: Los culos de Hopper es un blog muy desarrollado que trata sobre las pulsiones sexuales del pintor Edward Hooper, un maravilloso pintor paisajista al que no se le encuentra el lado erótico hasta que se ven las mujeres, mujeres muy culonas, exóticas que pinta. Pero su mujer era celosa y le hizo prometer que no iba a pintar a otra mujer, y la pintó hasta los 70 años. Yo hice un análisis de la intervención de la señora. En el blog, a nivel ficción aparece un personaje que yo digo que lo descubrieron unos científicos de Buenos Aires con unos rayos catódicos, que van pasando como por un scanner, y descubren en un cuadro un mono transparente, que son las pulsiones sexuales del pintor. Y descubren un secreto: el mono tiene relaciones con los personajes en las obras. Ahora el mono, como personaje, se va a mudar a las pinturas de Prilidiano Pueyrredón. En un próximo blog, “El misterio de Prilidiano”, analizo el cuadro “Un alto en el camino” y algunas cosas raras que aparecen en ese cuadro. Y sobre las pulsiones de Pueyrredón en una pintura que se llama “La chinita de cocina”, donde hay una observación dentro del esclavismo sexual de las familias acomodadas. Es una chica joven, semidesnuda, con un pajarito en la mano que parece ser una presa fácil del pintor libidinoso que era Prilidiano. Este artista tuvo algunos problemas amorosos: se enamoró de una prima pero la madre de ella dijo que no se iba a casar con Prilidiano. Él le estaba haciendo una pintura, un retrato para tratar de enamorarla, y le iba a hacer el anillo de compromiso, pero optó por borronear y en vez de la mano dejó un manchón. Hay cosas curiosas en las obras de Prilidiano: por ejemplo, una es que duplica los personajes. De todo esto que cuento e investigo hago muchos dibujos y grabados.

GM: ¿Qué pasa con la plástica actual ? ¿Por qué no se busca ni se premia el buen dibujo?

ABB: Tiene que ver con el momento artístico que se vive, que es un momento de enorme desorientación. Luego de la modernidad vino la posmodernidad, en la década de los ’80. Yo, como profesor de historia del arte, me cansé de explicar qué es la posmodernidad y de repente desapareció, y nadie sabe donde está la posmodernidad y se habla de lo moderno nuevamente. En el medio de la crisis de la vanguardia central nosotros no tenemos que olvidar que somos una cultura periférica y que nosotros tenemos vanguardias periféricas, y nuestra situación cultural, especialmente en las artes visuales, es una situación muy dependiente, muy mimética. Esto no hay que decirlo porque cae mal, pero es una cuestión de salud mental que uno reconozca que vivimos en un país que tiene, a pesar de que tratamos de que no sea así, una actitud de seguidismo, epigonal, es muy mimético. Es normal: inventamos el dulce de leche, la birome, pero no inventamos el cubismo. Emilio Pettoruti es un gran pintor y sobre todo es un gran colorista, pero es un personaje epigonal respecto a Braque y Picasso. Dentro del gran dislate del siglo XX, ha sufrido muchísimo la enseñanza artística, hay muchísimos maestros que son autodidactas, que no han estudiado con nadie ni han estudiado nada, salvo ir a museos y mirar mucho, y cuando tienen que transferir conocimientos lo hacen en forma poco sistemática y se pierde la sistematización de la transferencia del conocimiento.

GM: Lo vi en su blog y me hizo reflexionar sobre Damien Hirst y la obra en la que mete a un tiburón dentro de formol, igual que en los museos de ciencias.

ABB: Hirst presenta animales dentro de formol como en todos los museos de ciencias desde el siglo XIX. Lo que hizo fue cambiarlo de lugar, es una operación conceptual que es licita en función de si puede generar un choque excepcional o reflexiones. Ahora, una atrás de la otra, no son operaciones conceptuales sino ya especulaciones. No fue sólo un tiburón, después hubo más animales. Reitera el tema de la muerte y la imposibilidad de seguir viviendo.

GM: ¿Y por qué se replica la misma idea? Aquí se copió con un tiburón de peluche dentro de una pecera…

ABB: En realidad, toda señal cultural que se emite desde el centro lo que hace es ir coleccionando a otros operadores culturales en la periferia, todo el que replica una obra del centro es coleccionado por el artista cabeza de serie. El centro necesita que se emita y se replique en la periferia. El centro se refuerza cuando le vuelve la emisión de la periferia, si lo repite es una indicación de la verdad que contiene a través de otros grupos que los repliquen. El tema periferia y centro se da en toda la historia del arte, no es de ahora ni capitalista, ni marxista, en el mediterráneo oriental con los griegos pasaba lo mismo. Los griegos fueron una cultura periférica de Egipto, y después Egipto lo fue de ellos. A nosotros nos ha tocado ser la periferia de Europa, desde la colonia española somos periféricos. A partir de la independencia empezamos con toda una historia del arte que va replicando los estilos europeos uno detrás del otro, no pasamos del arte colonial al republicano, pasamos del arte colonial y comenzamos con los retratos burgueses de Prilidiano Pueyrredón, que copia a Ingres. El realismo con Eduardo Sívori, con el mismo Sívori también el impresionismo, con Ramón Silva, después Martín Malharro y llegamos al cubismo de Petorutti, y después el arte no objetivo y Xul Solar con Paul Klee. Y así sucesivamente, hasta la nueva figuración con la nueva figuración francesa o el grupo CoBrA. Otra figuración porque existe la nueva figuración francesa y existe un pintor, Eduardo Arroyo, que estuvo en Buenos Aires y que es el que trasvasó la Nueva Figuración en nuestro país, que además tiene una filiación directa con el grupo CoBrA (Copenhague-Bruselas-Amsterdam) y con el informalismo en general. Somos epigonales, tenemos que aceptarlo. Ahora, no estamos condenados a copiar, también hay variaciones excéntricas, hay personajes, el primer Berni es surrealista y es epigonal pero el Berni político no; Borges y Cortázar son creadores que han conseguido autonomía. Horacio Quiroga tiene relación con Edgar Alan Poe pero es un valor muy autónomo. En la plástica es diferente porque no solo participa un escritor escribiendo sus cosas sino que hay una institución ideal que es el Museo, donde participan las escuelas de arte, las galerías de arte, los salones, los curadores. Los museos son todo un sistema, el sistema del arte que está interrelacionado. El “museiom” es una enorme aspiradora que aspira todo el arte que es necesario para el funcionamiento de la sociedad. El museo sería la concentración de las capacidades artísticas de la comunidad para ilustrar el momento histórico que vive, y si es periférico va a absorber, va a aspirar a todos aquellos que privilegien la producción mimética con respecto a lo que se está haciendo en el primer mundo.

Audio con la entrevista completa http://www.civilizacionybarbarieradio.blogspot.com

Sobre Alfredo Benavídez Bedoya.

Comenzó su formación estudiando escultura con Antonio Pujía. Luego ingresó a la Escuela Nacional de Bellas Artes “Prilidiano Pueyrredón”, donde se recibió de Profesor Nacional de Pintura. En 1980 ganó la Beca otorgada por el Instituto de Cooperación Iberoamericana (ICI-Centro Cultural de España) para realizar estudios de Historia del Arte en la Universidad Complutense de Madrid, y en 1999 ganó la Beca Guggenheim, otorgada por la Fundación J.S. Guggenheim de Nueva York.
En el plano académico fue Director de la Escuela de Bellas Artes “Manuel Belgrano”, rector de la Escuela Superior de Bellas Artes “Ernesto de la Cárcova” y Director de Posgrado en Artes Visuales del Instituto Universitario Nacional de Arte (IUNA). Se desempeñó como Profesor de Historia del Arte en la Escuela Nacional de Bellas Artes “Prilidiano Pueyrredón” durante diez años, como Profesor de Dibujo, Pintura y Escultura en distintas institucionales públicas y privadas, y como Profesor Titular de Historia del Arte en la Facultad de Bellas Artes de la Universidad Nacional de La Plata. Además dirigió durante cuatro años el Instituto de Investigaciones en Historia del Arte Argentino y Americano de la misma Facultad. Fue también el responsable de la creación del Instituto de Investigaciones en Historia del Arte de la Dirección de Posgrado en Artes Visuales (IUNA). Ha sido jurado en los concursos artísticos más importantes del país y referente para becas y subsidios en distintas instancias académicas y de investigación. Ha obtenido seis premios internacionales y numerosos premios de carácter nacional, entre los que se destacan el Gran Premio de la Bienal Internacional de Taipei, tres Premios Sponsor en Japón, un Premio del Jurado en la Casa de las Américas (Cuba), el Gran Premio de Honor “Presidente de la Nación” del Salón Nacional, otro Premio internacional en la India, el Primer Premio del Salón de Santa Fé y el Primer Premio del Salón Municipal “Manuel Belgrano”.

* Crítica de Arte 

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