Un fiscal, que ya favoreció en el pasado al Gobierno, recomendó esa medida en un escrito que no tiene desperdicio.
La denuncia contra el matrimonio K por haber ejercido como directores adjuntos de la consultora “El Chapel” al mismo tiempo que ocupaban sus cargos públicos, va camino al archivo seguro.
El fiscal ante la Cámara Federal Germán Moldes dictaminó hoy a favor del cierre del expediente, con lo cual a la sala I de ese Tribunal de Apelaciones no le quedará más remedio que confirmar la decisión de cierre dispuesta por el juez de primera instancia Marcelo Martínez Di Giorgi.
Hasta aquí la noticia favorable a la presidenta Cristina Kirchner y a su marido, Néstor. Pero otra historia es cuando nos adentramos en el escrito dejado por Moldes en la mesa de entradas de la Cámara.
“Por mucho que un hecho nos desagrade, nos indigne e incluso nos repugne, preciso es concluir que su juzgamiento y eventual sanción corresponde a otras disciplinas que nos son del todo ajenas”, arremetió el fiscal de Cámara sobre la vinculación de los K con la consultora.
“El asunto ha provocado mucho ruido y la reacción adversa proveniente de los más diversos sectores de opinión no se hizo esperar. Y no es de extrañar: la primera magistrada de la República, su esposo, -uno de los hombres más poderosos de la Argentina- y el hijo de ambos, aparecen vinculados a una actividad empresaria de consultoría, cuyos eventuales o potenciales clientes podrían verse de algún modo favorecidos”, analizó el fiscal en el plano subjetivo.
Pero no se detuvo: “Aquí no estamos en el confesionario ni en el diván del psicoanalista. Tampoco en las oficinas de prensa del Gobierno o en la agencia de campaña de alguna fuerza política”. Y según remarcó, dictando cátedra, la Justicia Federal está “atestada de denuncias y contradenuncias sin más horizonte aparente que la primera plana del diario de mañana”, cuando su rol debe limitarse “a pasar los hechos investigados por el tamiz del Código Penal en busca de hallar adecuación típica de la conducta descripta a alguna de sus figuras”.
Moldes atribuyó la presentación de la querella a una sociedad que vive “estragada por el relativismo, la anomia y la laxitud, ávida de modelos en los que reflejarse”.
A la hora de avocarse en concreto a la denuncia, cuyo cierre había sido apelado por el fiscal de primera instancia Federico Delgado, Moldes ahí sí aludió a la Ley de Sociedades.
Los directores suplentes “no tienen obligaciones similares a las de quien sí ejerce el cargo, y que éstos -Néstor Kirchner y Cristina Fernández en el caso- únicamente tuvieron, mientras estuvo vigente la sociedad, una expectativa de ser llamados a cubrir el cargo por la vacancia o ausencia de los titulares”, argumentó.
No queda claro si para Moldes, su declaración del comienzo es una declaración de impotencia frente a los límites del Código Penal o frente a las presiones del poder político. Este fiscal, ya lo recordamos en este portal, llegó a su puesto de la mano de su mentor, el entonces ministro del Interior, José Luis Manzano. Quizás en aquel orígen se encuentre su confusión. ¿O es cinismo?