Muerte de Julio Villalonga: “Se fue un maestro y un amigo”

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Por Carlos Tonelli

Esta mañana, dormido y en paz, se fue un amigo. Julio Villalonga, que de él se trata, Director y alma mater de Gaceta Mercantil falleció hoy, domingo 14 de mayo, luego de una maldita enfermedad que lo fue doblegando a lo largo de ocho meses.

Desde sus comienzos en la oficina de Buenos Aires de la agencia española de noticias EFE, su mirada del mundo que lo rodeaba permitía entender la realidad. Su cobertura de la rebelión “carapintada” fue publicada en diversos medios de EEUU, Europa y América Latina. Ya como prosecretario de redacción de Télam organizó el servicio noticioso internacional, con corresponsales en 13 países de Europa y America Latina.

En 1994, él mismo cubrió desde Chiapas, México, el alzamiento zapateco del Subcomandante Marcos y luego en 1995 condujo el equipo de Télam que cubrió la guerra de la Cordillera del Cóndor, entre Perú y Ecuador.

Fue corresponsal de otros conflictos internacionales (Croacia por ejemplo), en una época -justo es aclararlo- en que no había celulares con cámaras de fotos, ni internet para transmitir. Había que revelar las fotos, y hacerlas llegar por fax a las redacciones, muchas veces poniendo en juego la propia integridad física.

Fue editor de economía y negocios de la revista Noticias y Director de Contenidos del grupo Cablevisión.

Ya para el 2005 fue Gerente de Noticias de America TV, mientras que para no abandonar su pasión escribía los panoramas políticos y económicos dominicales de los cinco diarios del Grupo Uno: Mendoza, Entre Rios, Santa Fe, La Mañana de Córdoba y La Capital de Rosario.

Durante 10 años además, hizo televisión, con su programa “Civilización & Barbarie” en el canal A24.
Será en 2010 que logra plasmar toda su experiencia de vida y como periodista de ley con la concreción de un sueño: Gaceta Mercantil de la que será, y me repito, su Director, pero fundamentalmente su alma mater.

Fue por entonces que lo conocí y me honró con su amistad. Durante los últimos 10 años se cargó la pesada tarea de ser mi “editor” privado, corrigiéndome casi semanalmente las notas que yo laboriosamente intentaba. Lo hacía por afecto y por placer, porque era un maestro de los de antes. Su delicadeza en la corrección, su fina ironía, su humor ácido y su visión tan particular del mundo formaron parte de mi vida en esos cafés interminables que hacíamos semanalmente los jueves al fin del día.

Fue un periodista genial, poseedor de un estilo único y unas fuentes invaluables. Con Julio pierdo un maestro y un amigo, quedan sus innumerables crónicas, quedan sus dos libros de co-autoría: “Relaciones Carnales: la verdadera historia de la construcción y destrucción del misil Cóndor II” publicado por editorial Planeta y “Gorriarán: la Tablada y las guerras de la inteligencia en América Latina” publicado por editorial Mangin.

Tenía 63 años y como toda su vida, lo acompañaron su mujer Nanu, y sus dos hijas, Candela y Martina.”

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