El proyecto del diputado Héctor Recalde para que las empresas repartan ganancias entre los trabajadores abrió una nueva interna en la entidad fabril. No se ponen de acuerdo en cómo enfrentarlo.
Desde luego que ningún empresario apoya la iniciativa de la CGT, las diferencias surgieron a la hora de consensuar cómo enfrentarla. También continúa impactando la guerra declarada del Gobierno contra Clarín, en la que el grupo Techint decidió enrolarse del lado del holding de Ernestina Herrera de Noble.
Luego del traspié público del jefe de la central fabril, Héctor Méndez, quien dijo que a raíz del proyecto de Recalde la Argentina “se parece cada vez más a Cuba”, la decisión del Comité Ejecutivo de la UIA fue sacarlo de la cancha por algunas semanas. Las burlas de las que fue objeto lo obligaron a bajar la exposición mediática. Formalmente, la UIA declaró el martes último que “comparte el objetivo de mejorar la distribución del ingreso”, aunque no mediante normas que “puedan atentar contra la inversión y la producción”.
La línea que se impuso fue la del secretario de la central, José De Mendiguren, uno de los que insiste en la necesidad de mantener puentes abiertos con el Gobierno. Cerca suyo confían en que la norma, que ingresará al Congreso por Diputados, no obtendrá siquiera media sanción. Por eso ofrecieron aplicarla en el marco de un “pacto social” que congele los conflictos por un año o dos. Algo que saben imposible en un año electoral y con la CGT más poderosa que nunca en la era Kirchner.
Luis Betnaza, hombre fuerte de Techint, leyó en la iniciativa de Recalde una nueva estocada K en la línea de los bloqueos que dispuso Pablo Moyano en torno a las plantas de Siderar en las últimas semanas. Pero negociador como es, avaló la postura interna de De Mendiguren mientras tramita un acuerdo con Camioneros para que los piquetes no vuelvan una vez concluida la conciliación obligatoria que extendió el Ministerio de Trabajo esta semana.
La estrategia patronal apunta a que el proyecto se diluya en el Parlamento. Pero las alertas están todas encendidas. La UIA sabe que en breve comenzarán todos los candidatos a pasar la gorra por las empresas para financiar sus campañas para el año que viene. El kirchnerismo también lo sabe y sigue con atención todos los contactos que teje el empresariado. Especialmente con Eduardo Duhalde y todo el espacio peronista no K, al que más temen después de la derrota de Néstor frente a De Narváez en el distrito bonaerense.