El avance del agua tras la voladura de la represa hidroeléctrica de Kajovka, en la provincia ucraniana de Jersón que está ocupada por tropas rusas, comienza a convertirse en un desastre social y ecológico en medio de la guerra entre Ucrania y Rusia.
Más de 2.700 personas fueron evacuadas de zonas inundadas tras la destrucción de la represa por un ataque a sus compuertas de contención del agua por el que Ucrania y Rusia se acusaron mutuamente.
La destrucción de esta represa causará “una de las peores catástrofes medioambientales de las últimas décadas”, fustigó el primer ministro ucraniano, Denys Shmyhal, que insistió en acusar a Rusia.
“Decenas de ciudades y pueblos se encontrarán con problemas de agua potable, de acceso a las provisiones de agua para la irrigación”, dijo el premier en un discurso a distancia en una reunión de la OCDE.
Autoridades dijeron que unas 22.000 personas viven en áreas con riesgo de inundación en áreas controladas por Rusia en el lado este del río. Otras 16.000 viven en la zona más crítica del territorio controlado por Ucrania en el lado occidental.
Al menos 24 poblaciones quedaron inundadas por el flujo del agua, que llegaba en algunos lugares hasta los 10 metros de altura.
La ONU dijo que al menos 16.000 personas ya han perdido sus hogares y que se están realizando esfuerzos para proporcionar agua limpia, dinero y apoyo legal y emocional a los afectados.