La confirmación de la muerte de los cinco tripulantes del sumergible Titan que había descendido a las profundidades del océano para permitirle a los turistas VIP que habían pagado 250 mil dólares que miraran por una mínima escotilla los restos del naufragio del Titanic desató muchas preguntas: ¿Qué sucedió? ¿Pudo evitarse? ¿Quiénes son los culpables? ¿Es parte de la evolución humana? ¿Fue inhumano pensar en hacer el viaje? ¿Estaba chequeada la resistencia de esa cápsula? ¿Viajaron engañados los millonarios turistas? ¿Quién paga los millones que costó el operativo de búsqueda? ¿Por qué ahora se conocen desperfectos en viajes anteriores similares que había regentado la empresa OceanGate Expedition?
¿Qué sucedió?
El sumergible Titan sufrió “una implosión”, según confirmó el contralmirante John Mauger, de la Guardia Costera estadounidense, durante una rueda de prensa que confirmó el deceso de los cinco pasajeros.
¿Pudo evitarse una segunda tragedia alrededor del Titanic?
Como en todos estos casos, en la cadena de sucesos hay un error humano, ya sea de construcción, de elección de materiales, de cálculo o de maniobra. Y con una sola falla, en situaciones tan extremas como -por ejemplo- soportar una presión del agua que es 400 veces más potente que la existente en la superficie, la mortalidad es de 100%.
¿Quiénes son los culpables?
Seguramente habrá una batalla legal entre OceanGate Expedition y los familiares de las víctimas. Antes de meterse al Titan, todos firmaron un papel para desligar a la compañía de responsabilidades en caso de un percance. Pero ahí vuelve la pregunta 2: ¿Si podía evitarse, si hubo una falla, esa firma es valedera? Lo mismo con la sexta incógnita: ¿Sabían a lo que se exponían realmente las víctimas?
¿Es parte de la evolución humana?
Si algo distingue al ser humano por encima de otras criaturas de la Tierra es su afán por romper los límites e ir más allá de los límites preestablecidos. Por aire hasta el espacio, por tierra hasta la cima del monte Everest o hacia lo más profundo del océano. Querer conocer más es uno de los tantos motores que han impulsado el desarrollo científico para conseguir estas metas que, antes de lograrlas, parecen irreales.
¿Fue inhumano pensar en hacer el viaje?
Claramente las condiciones de supervivencia a tanta profundidad marítima es nula ante un problema. Esta pregunta nos conduce nuevamente a la sexta incógnita: ¿Sabían a lo que se exponían realmente las víctimas al meterse al Titan?
¿Estaba chequeada la resistencia de esa cápsula?
El cofundador de la compañía estadounidense OceanGate Expeditions, el argentino Guillermo Söhnlein afirmó que la seguridad fue un “elemento clave” cuando crearon la empresa de exploración en aguas profundas.
El director de la célebre película “Titanic”, James Cameron, acusó a OceanGate Expeditions de “ignorar” las advertencias de seguridad. Söhnlein, quien fundó la empresa con Rush antes de abandonarla en 2013, aseguró que no participó en el diseño del sumergible Titan pero negó que su amigo actuase de forma imprudente.
Como sus operaciones fueron siempre en aguas internacionales, el Titan esquivó sin violar ninguna norma (al menos en principio) la regla universal que cumplen todos los buques y artefactos navales que surcan los mares del mundo y que se denomina “clasificación”. En Argentina, la encargada de clasificar a las naves es la Prefectura Naval. El Titan no tenía ninguna certificación oficial de ningún Estado.
¿Viajaron engañados los millonarios turistas?
Una de las preguntas que no tendrá respuestas, al menos por parte de los protagonistas. ¿Sabían a los riesgos que se exponían. Pagar 250 mil dólares para exponer su vida no parece un buen traro para gente exitosa en el mundo de los negocios.
¿Quién paga los millones que costó el operativo de búsqueda?
La Guardia Costera de Estados Unidos y su similar canadiense encabezaron los operativos de búsqueda. Así que han de ser esos estados los que gastaron sus recursos para intentar salvar al Titan.
¿Por qué ahora se conocen desperfectos en viajes anteriores similares que había regentado la empresa OceanGate Expedition?
La ambición humana parece ser la respuesta a esta última pregunta. La ambición de quienes lograron sumergirse y volver a la superficie, por haber logrado su objetivo de ser casi únicos en la historia de la humanidad y ver lo que casi nadie pudo ni podrá observar en decenas de años. Y la ambición económica de OceanGate, que no podía seguir vendiendo viajes turísticos al fondo del mar si revelaba que el sueño tenía muchas partes de pesadilla.