Si los museos sirven para algo, es fundamentalmente para educar e investigar. Me temo que el Museo Nacional de Arte Oriental no cumple hoy con ninguna de ambas funciones. Habiendo recibido la mayor parte de su patrimonio de una sola colección particular, durante medio siglo no sólo estuvo cerrado por décadas sino que no hubo, de parte de sus autoridades o de quienes tuvieron a cargo la función de supervisarlos, ninguna política destinada a transformarlo al menos en un pálido reflejo de la enorme importancia cultural, social, mediática, económica y política que han adquirido las muchas naciones asiáticas, y aun siquiera la que les corresponde hoy en el intercambio comercial y las inversiones extranjeras en nuestro país. Más vergonzoso aún es el bajísimo nivel de conocimiento que se trasunta en las descripciones de las obras expuestas en el Centro Cultural Borges. Menciono sólo unos pocos ejemplos, y no los peores: ¿por qué se describe como “Perros de fo” a la tradicional pareja de leones de piedra que abren la muestra, siendo aun ofensivo para cualquier chino culto llamarlos con una denominación errónea de origen occidental? ¿Quién fue el “emperador Tackuang”, y cómo nadie realizó el ínfimo esfuerzo de chequear en algún buscador de internet los nombres correctos de los emperadores Qing? ¿Por qué se pierden en usar y justificar una periodización “A.N.E.”, o “antes de nuestra era”, si luego la utilizan confusamente, mientras que los museos asiáticos adoptan sin problemas la línea de tiempo occidental antes de Cristo / después de Cristo, o b. C. / AD en inglés)? ¿Quién es “Chin Chigon” y por qué no se usan las versiones normalizadas oficiales en las transliteraciones de los idiomas asiáticos?. Más alarmante aún se presenta el tratamiento expositivo de las piezas: una armadura puesta en un maniquí en forzada y absurda posición, sin relación alguna con el manejo de la espada japonesa; o una pintura sobre seda expuesta directamente al manoseo del público bajo una salida de aire acondicionado.
Puede entenderse que las limitaciones de la colección impidan conformar núcleos temáticos, pero de todos modos la importancia individual de algunas piezas ameritaría explicarlas en detalle, con conocimiento real de su contexto y del lugar que les corresponde en la historia y en la evolución del arte y de la técnica, así como en la sensibilidad cultural de su época y lugar. La patética muestra del Museo Nacional de Arte Oriental, en vez de educar, difunde errores y prejuicios; es lamentable que, luego de tantos años sin poder apreciar sus piezas, éstas sean maltratadas a la vista de todo el mundo.
Julio Djenderedjian
DNI 16822411
Anexo. Algunos absurdos de la exposición
- La katana no se usa así. Deberían asesorarse, o al menos buscar en internet. Esa posición puede incluso estar forzando las costuras de la armadura.

- Una larga, confusa y bastante burda explicación de la línea de tiempo adoptada. Desde ya, la emplean mal, porque 220-265 no es “antes de nuestra era” sino “después de Cristo”.

Una foto de descripciones en museos chinos. Usan sin ningún inconveniente la periodización occidental.

- Trasliteraciones absurdas: 3.1 “Chin Chigon” directamente no se entiende a quién refiere. Chau sat Fat es erróneo. La obra a que refiere el cartel corresponde a las ilustraciones de Qiu Ying (1594-1552) elaboradas para la novela Historia del Ala Oeste (西廂記). No se trata de acuarelas originales sino de una impresión, aunque de excelente calidad. Y el emperador “Tackuang” no existe; en todo caso es Daoguang (道光,1782-1850, r. 1820-1850). La “trasliteración” que han puesto no es del pinyin oficial actual, ni la versión antigua Wade Giles, ni ninguna que se conozca. Por otro lado, adoptan la transliteración pinyin en una cita del poeta Tang Qian Wenshi.


- Absurda mezcla de objetos culturales: kimono femenino japonés; abanico chino (el abanico lo usan los hombres), lámpara de India. Mesas modernas sin relación con nada.


Un altar japonés con figuras de divinidades chinas.

- Una pintura expuesta al toqueteo, bajo una salida de aire acondicionado

6. “perros de fo”. Denominación errónea occidental. En chino se los denomina石獅, es decir, simplemente “leones de piedra”.

- Una valiosa escultura india expuesta bajo un video, que impide apreciarla y fotografiarla.

Conclusión: ¿por qué no contratan gente idónea, habiéndola? ¿Por qué no investigaron mínimamente las piezas de su patrimonio, durante las décadas en que el museo estuvo cerrado? ¿Por qué no armaron una exposición mejor curada, educativa? ¿Por qué no contactaron otros museos con piezas orientales, o coleccionistas, para completar la exposición? Tienen varias piezas de cerámica china importantes, ¿por qué no las exhiben con una explicación de su lugar en la evolución artística y técnica? Hay piezas importantes en la “reserva” que no están exhibidas. No se entiende cuál es el criterio, por qué unas piezas y otras no. Es cierto que no hubo nunca un compromiso real con este “museo”. No se puede entender que, con el ingreso fiscal que genera el comercio con China, India, etc., no haya fondos para comprar una casa más o menos adecuada y dotarla de infraestructura. Lo hizo incluso Corea comprando un palacete en Retiro para hacer exposiciones de la cultura de su país, por cierto muy interesantes. El carácter genérico del nombre (“oriental”) no es un impedimento, hay muchos museos generales (en Singapur el ACM, Asian Civilizations Museum, por ejemplo). O el Museu Oscar Niemeyer de Curitiba, cuya Sala Asiática cuenta con piezas de toda Asia, muy interesantemente expuestas, buscando educar, y desde ya con criterio y conocimientos. Es decir, se puede hacer algo razonable aun con lo poco que hay en el actual MNAO. Pero hay que 1) tener un lugar de exhibición apropiado; 2) contar con gente que sepa 3) armar un guión razonable y educativo, y 4) armar una estrategia para ir completando la colección, o al menos alguna parte de ella.