La Selección Argentina de Básquetbol faltará a Mundial después de 41 años tras la insólita derrota de anoche 79-75 ante República Dominicana en Mar del Plata, un partido en el que promediando el tercer cuarto de juego tenía a la “Albiceleste” arriba en el marcador 52-49, una diferencia a favor de 17 puntos…
En ese momento, todo era lujo y sonrisas con maravillosas combinaciones entre el base Facundo Campazzo (10 puntos) y el ala pivot Gabriel Deck (27, goleador del partido). Pero a partir de ese instante el equipo pareció haber entendido que ya tenía la clasificación al Mundial de Filipinas 2023 en el bolsillo y se relajó. Perdió cuatro balones casi consecutivos con insólitos robos de pelota de la mano de los argentinos a los dominicanos, que cerraron el tercer cuarto diez abajo (64-54).
El último período fue arrasador (25-11 para los visitantes). El DT argentino, Pablo Prigioni, demoró en pedir tiempo muerto para frenar la embestida. Las figuras nacionales que habían llegado, en un esfuerzo muy valorable, horas antes de Europa -Deck y Nicolás Laprovíttola-, parecieron tomar malas decisiones porque el físico ya no les respondía como al comienzo. Y un endemoniado dominicano Jean Montero (22 puntos) completó la hazaña de los dirigidos por Néstor “Che” García, el DT que fue echado de la Selección Argentina a mitad de estas Eliminatorias por mala conducta con el grupo e indisciplinas varias durante las concentraciones.
Ahora es tiempo de pensar las causas de esta catástrofe deportiva. El subcampeón del mundo ni siquiera va al próximo Mundial. La última ausencia había sido en Colombia 1982. Luego de eso, en Argentina se creó la Liga Nacional (1985), que fue el lugar desde donde salieron los protagonistas que llevaron a la Selección a ganarle dos veces al “Dream Team” de EEUU y a la medalla de oro olímpica de Atenas 2004. Deberá ser entonces este bochorno el punto de partida para otra revolución dentro de todos los estamentos de la Confederación Argentina de Básquetbol, la Asociación de Clubes y la Asociación de Jugadores. Porque el papelón en el parquet del Polideportivo de Mardel fue el epílogo del caos organizativo que se vive dentro de este deportes desde hace varios años, con una Liga Nacional -la que debería sacar nuevos jugadores- cada vez más devaluada en su competencia, y no sólo económicamente hablando.