El golpe que le asestó Kirchner fue un “sapo” difícil de digerir. Sus allegados dicen que le llevó más de una semana pero, ¿hubo un aviso?
Una semana tardó entera Daniel Scioli en procesar la puesta en escena que le dedicó Néstor Kirchner cuando aludió a la seguridad y a las “manos atadas” del gobernador. Y entonces decidió volver a la receta cuyos ingredientes mejor conoce: gestión y reuniones diarias con los intendentes. Hoy, lunes, fue el turno de Juan José Mussi, el eterno mandamás de Berazategui.
Scioli dedicó la mañana a una reuniòn con sus ministros después de cuatro dìas en los cuales tuvo una importante presencia mediática en diversos programas políticos para explicar que la relación con Kirchner está bien y que su mejor carta de presentación es trabajar en temas vinculados a la administraciòn provincial.
Lass visitas a los municipios se repetirán a diario. Le sirven a Scioli para mostrar una agenda de gestión y estrechar lazos con los intendentes, piezas clave del armado político y partidario de la provincia. Por ahora, nada se menciona de un próximo encuentro con Kirchner, luego del ya célebre discurso en Boca.
“Si Daniel habló con Néstor después de eso, sólo él lo sabe. Y si se sintió molesto, quedó para él”, remarcaron los colaboradores del gobernador consultados por Gaceta Mercantil.
Otro secreto que guarda celosamente Scioli es qué le dijo Kirchner en el salón VIP del estadio de Boca antes de subirse al escenario, cuando le pidió que se separaran unos metros del presidente provisional del Senado, José Pampuro, y de la ministra Cristina Alvarez Rodriguez, que compartían la charla.
¿Le anticipó las declaraciones que pronunciaría sobre las “manos atadas”? La jugada desató revuelo, pero moderó las estocadas que la oposición había empezado a disparar contra el gobernador tras el encuentro con la familia de Carolina Píparo, baleada luego de retirar dinero de un banco en La Plata.
Scioli es tan independiente como sus condiciones de supervivencia se lo pemiten. Siempre que tuvo que resignar un gesto para acompañar a Kirchner lo hizo. Pero también el santacruceño sabe que tiene en el ex motonauta al dirigente oficialista que mejor mide en las encuestas de opinión pública, por más candidatos alternativos que le invente para condicionarlo. ¿Una jugada acordada?