Se dijeron de todo en Twitter, por eso cuando se cruzaron en la Casa Rosada se temió lo peor. Sin embargo, los hombres duros se reconciliaron novelescamente. Los detalles.
Si algo tiene el kirchnerismo es saber cerrar filas cuando el enemigo avanza. En momentos difíciles, para un kirchnerista no hay nada mejor que otro kirchnerista, parece ser la consigna que atraviesa los tiempos y se adapta a las contiendas del presente.
Testimonio de ello dieron el piquetero Luis D’Elía y el empresario de medios K, Sergio Szpolski, luego de cruzarse malamente en Twitter por cuestiones de Medio Oriente. En aquella polémica, publicada por Gaceta Mercantil, Szpolski acusó al piquetero de respaldar “al régimen misógino, homofóbico y xenófobo de Irán” y en sentido inverso D’Elía le enrostró al hombre del multimedio K ser “coronel de la Mossad”. Se dijeron otras muchas linduras y todo hacía presumir que las diferencias eran irreconciliables.
Pero no. En la guerra, en el amor y en la política, todo vale. Y más aún vale tener un amigo que un enemigo poderoso en el mismo espacio, con el mismo jefe.
El marco, hay que reconocerlo, no podía ser más propicio para una reconciliación pública.
La presidenta acababa de presentar el informe sobre Papel Prensa y la sensación era que se había disparado una bala de cañón pesada. No había euforia entre los más de 700 invitados, sino más bien una rara mezcla de gravedad y expectativa. D’Elía salía para una radio por celular pero interrumpió la comunicación apenas divisó que su archienemigo Szpolski estaba cerca. Sus colaboradores temieron una gresca pero se equivocaron.
El piquetero bajó el teléfono, Szpolski lo miró y entendió el guiño. Los dos avanzaron con decisión apartando gente y se fundieron en un viril abrazo con palmadas enérgicas en la espalda. No dijeron nada porque no hacía falta. Estaban de nuevo juntos, con Néstor y con Cristina.