La titular del BCRA, cuyo mandato vence el próximo día 23, defendió ante los senadores la ampliación del programa monetario. Algunos legisladores anticiparon su rechazo a la reforma de la Carta Orgánica.
Envalentonada por las Jornadas Monetarias y Bancarias de la semana pasada, donde exhibió el apoyo de la presidenta Cristina Kirchner, Mercedes Marcó del Pont se animó a jugar ayer martes en dos canchas difíciles para el Gobierno: las de la inflación y la inseguridad.
La jefa del Banco Central defendió ante la Comisión de Economía Nacional del Senado la discutida ampliación del programa monetario para emitir más pesos y anunció a la vez que el Directorio de la entidad tratará este jueves una serie de medidas para prevenir las “salideras” bancarias.
La economista heterodoxa ya se siente ratificada en el cargo más allá del 23 de septiembre, cuando vence el mandato de Martín Redrado que le tocó completar. Ante los senadores, por eso, argumentó que para no emitir más pesos, la alternativa era “dejar flotar el dólar, limitar las compras en el mercado de cambios y que el peso se aprecie”, como ocurrió en otros países en los últimos meses.
“Este Gobierno no tiene ninguna vocación por enfriar la economía como pretenden algunos”, disparó la economista, cuestionada por colegas que la acusan de fogonear la inflación a través de la emisión. También aclaró que “casi 70% de los pesos creados a través de la compra de dólares se esterilizaron” mediante la colocación de Letras y Notas, usando el mismo método de Redrado.
De todos modos, los senadores opositores abandonaron la sesión con protestas por la negativa de Marcó del Pont a aceptar mediciones de inflación más realistas que las del vapuleado INDEC. Y algunos advirtieron además que no permitirán una reforma de la Carta Orgánica del Central con el fin de añadir a sus objetivos “la facilitación del crecimiento económico”, un tema que a juicio de esos legisladores no es tarea de la autoridad monetaria.
En paralelo, el Central difundió un comunicado donde anunció que tratará una serie de medidas de seguridad bancaria en sintonía con las que exige la oposición en el Congreso. Para combatir las “salideras”, obligarán a los bancos a renovar sus sistemas de cámaras de seguridad, a incorporar inhibidores visuales para que no se vea a los cajeros y a destacar “administradores de colas” para controlar al público en los locales de mayor afluencia.
El directorio del Central también apurará el recambio de cajeros automáticos por otros más modernos, de carga posterior. Y ampliará el cupo de monedas para entregar por cliente, a fin de reducir las visitas a las sucursales con ese objetivo.