Tras el inicio de la invasión de Rusia a Ucrania, el pasado 24 de febrero, los gastos de EEUU en ayuda militar a Kiev, particularmente en municiones y equipos, alcanzaron sumas extraordinarias y no muestran indicios de que vayan a disminuir.
La cantidad total de fondos que Estados Unidos envió a Ucrania hasta la fecha asciende a unos 68.000 millones de dólares, esto sin contar la redistribución de equipamiento militar de la OTAN, que no se supone un gasto directo pero sí indirecto porque genera otras erogaciones.
El primer paquete de 13.600 millones fue aprobado por los legisladores estadounidenses en marzo, pocos días después del lanzamiento de la operación militar rusa. Poco después, en mayo, a esto se añadieron otros 40.000 millones; y en septiembre, la Administración de Joe Biden lanzó un paquete más, de 13.700 millones de dólares.
A finales de noviembre, el jefe de la Casa Blanca dio luz verde a una nueva ayuda a Ucrania por otros 400 millones de dólares.
Aunque la mayor parte del dinero que Washington envía a Kiev está destinada a la transferencia de armamento y material militar a las FFAA ucranianas, la formación del personal militar ucraniano y el intercambio de inteligencia, parte de los fondos se dirigen a otras tareas.
Por ejemplo, una parte del dinero se destina directamente a financiar al Gobierno de Vladimir Zelenski en medio del colapso de su economía por el esfuerzo de guerra. Otra parte de la ayuda está siendo asignada a operaciones del gobierno norteamericano relacionadas con la crisis ucraniana, y otra parte tiene como objetivo cuestiones humanitarias.
Se espera que en 2023 el gasto se multiplique. La semana pasada, Biden solicitó al Congreso unos 37.700 millones de dólares adicionales para Ucrania, lo que incluye fondos para más armamento para Kiev y para gastos de administración.
Este miércoles, los comités de ambas cámaras del Congreso estadounidense acordaron un presupuesto militar récord para el próximo año fiscal le costará a los contribuyentes 847.300 millones de dólares en un presupuesto de Deefensa que podría convertirse en el mayor de la historia.
Desde el pasado 24 de febrero, Rusia lleva a cabo una operación de desmilitarización y desnazificación de Ucrania, según anunció entonces el presidente Vladimir Putin.
Numerosos países condenaron la acción de Moscú y apoyan a Kiev con el suministro de armas y municiones, además de ayuda financiera y humanitaria.
A su vez, Moscú aseguró en reiteradas ocasiones que los intentos de saturar a Ucrania de armamento no favorecen las conversaciones ruso-ucranianas, tienen un efecto negativo y solo prolongan el conflicto.