Elecciones en Perú: Humala y Keiko, las encarnaciones del mal menor

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En una particular elección, en la que millones de personas votarán en contra antes que a favor del mejor proyecto para su país, Perú elegirá este domingo 5 a su próximo presidente. En un ambiente político totalmente polarizado, la elección se definirá entre Ollanta Humala, un militar retirado y ex aliado de Hugo Chávez, y Keiko Fujimori, la hija del ex presidente Alberto Fujimori, condenado a 25 años de prisión por corrupción y delitos de lesa humanidad.

Los grandes desafíos del próximo mandatario serán combatir la pobreza y la falta de empleo en el país con las mayores proyecciones de crecimiento en la región.n una particular elección, en la que millones de personas votarán en contra antes que a favor del mejor proyecto para su país, Perú elegirá este domingo 5 a su próximo presidente. En un ambiente político totalmente polarizado, la elección se definirá entre Ollanta Humala, un militar retirado y ex aliado de Hugo Chávez, y Keiko Fujimori, la hija del ex presidente Alberto Fujimori, condenado a 25 años de prisión por corrupción y delitos de lesa humanidad. Los grandes desafíos del próximo mandatario serán combatir la pobreza y la falta de empleo en el país con las mayores proyecciones de crecimiento en la región.

Por Jorgelina Perez

Perú elegirá este domingo 5 a su próximo Presidente entre dos candidatos que con sus actuales posturas ayudaron a polarizar profundamente la política del país.

Ollanta Humala, ex comandante y ex aliado de Hugo Chávez, enfrentará en el ballottage a Keiko Fujimori, la hija mayor del ex presidente Alberto Fujimori, que busca limpiar su apellido dentro de la política tras la condena a 25 años de prisión que recibió su padre en 2009, acusado de corrupción y delitos de lesa humanidad.

Lo paradójico de la elección es que una gran parte del electorado no va a votar a favor de un candidato sino en contra del otro. Votan por lo que consideran “menos malo” para su país.

El temor que genera en el sector privado Humala –ganador de la primera vuelta electoral– provocó que pese al alto grado de rechazo que genera el fujimorismo en gran parte de la población, Keiko se haya convertido en una especie de “mal menor” para muchos liberales y haya crecido fuertemente en las encuestas entre la primera y la segunda vuelta. De hecho, cuando comenzó la campaña electoral, muy pocos analistas creían que la hija de Fujimori tuviera alguna chance real de llegar a la Presidencia.

E incluso, consideraban que en caso de llegar al ballottage perdería contra cualquier rival.

Pero la incertidumbre económica que genera el candidato de “Gana Perú” y su cercanía con Chávez en las elecciones de 2006, hizo crecer el número de votantes de Keiko. Y obligó a Ollanta a dar vuelta su discurso. De hecho, presentó cuatro versiones que modifican su plan original. “Usted tiene muchos más planes de gobierno que yo, eso genera desconfianza”, le dijo Keiko en el último debate público entre ambos, celebrado el domingo pasado en un hotel del coqueto barrio limeño de Miraflores.

Para contener la desconfianza e incertidumbre entre quienes temen que se produzca un cambio en el actual esquema de libre mercado, que provocó un crecimiento histórico de Perú en los últimos años, Humala prometió que mantendrá el actual modelo, garantizará las inversiones extranjeras y respetará todos los tratados y contratos vigentes.

Pero Keiko, de 35 años y madre de dos niñas, también cambió su discurso como candidata por “Fuerza 2011”. En su caso, con relación a su padre, que fue primer mandatario peruano entre 1990 y 2000, y fue condenado a 25 años de prisión. Primero, la hija de Fujimori defendió a su progenitor y lo calificó como “el mejor presidente en la historia” de Perú, pero luego pidió “perdón” por los errores cometidos durante su gestión.

Humala aprovechó el último debate para recordarle a Keiko las graves acusaciones contra el gobierno de su padre por corrupción y violaciones a los derechos humanos. “Cuando Alberto Fujimori dejó el Gobierno, la economía estaba en recesión, con un enorme déficit fiscal. La pobreza estaba en 54%, igual que al final del primer gobierno de Alan García”, detalló el candidato naciomalista.

Pero Keiko no se quedó callada: “La candidata soy yo. Si quiere debatir conmigo, confronte mis ideas. Si quiere debatir con Alberto Fujimori, puede ir a la DIROES (el cuartel policial donde está en prisión el ex presidente)”. Y añadió que “por errores de terceros (su padre) he cargado una cruz muy grande”.

Pero los ataques del candidato contra la familia de Keiko no se limitaron a su padre, sino que también alcanzaron a su suegro norteamericano. Humala se refirió a una denuncia que hizo la cadena televisiva Univisión, que reveló que el padre de Mark Vito Villanella, esposo de la candidata, fue condenado en los Estados Unidos por evasión de impuestos. “Vemos un denominador común en los padres de esta pareja. Los padres de ambos consortes son ladrones. Uno en Estados Unidos, porque el señor es norteamericano, y el otro en el Perú”, recalcó Humala.

Promesas de campaña. El militar retirado insistió en la necesidad de terminar con la corrupción para que el Estado tenga más fondos para luchar contra la pobreza que afecta a millones de peruanos, pese al crecimiento que registró el país en los últimos años. Además, se comprometió a elevar el salario mínimo y a establecer una pensión para todas las personas mayores de 65 años que sería financiada con fondos de las compañías de pensiones privadas.

Según los analistas, Humala concentró en los últimos días todos sus esfuerzos en intentar borrar su imagen de “chavista” radical, que le costó las elecciones presidenciales en la segunda vuelta del 2006. La propia Keiko aprovechó el tema para achacarle a su rival sus vínculos con el presidente venezolano e incluso afirmó que parte de la actual campaña de su rival fue financiada por el propio Chávez.

Pero ahora Ollanta, cuyo nombre significa “el guerrero que todo lo mira”, pretende mostrarse como una especie de “Lula” Da Silva peruano. Y ese fue uno de los motivos por los cuales el Premio Nobel de Literatura Mario Vargas Llosa cambió de postura y decidió liderar un movimiento de intelectuales de apoyo al ex militar, a pesar de haberlo repudiado en la elección anterior y hasta hace poco tiempo. El escritor llegó a comparar a ambos candidatos con “el cáncer y el SIDA”. Pero luego se decidió por Humala ante el rechazo de que el fujimorismo, su gran enemigo, vuelva al poder (Ver recuadro “Choque de intelectuales”).

Mientras tanto, Keiko anunció que implementará una política de mano dura y ya pidió asesoramiento al ex alcalde de Nueva York Rudolph Giuliani, conocido por haber bajado los índices de criminalidad en la Gran Manzana con la aplicación de la denominada “tolerancia cero”, cuestionada por las violaciones a los derechos humanos. Con el tema de la seguridad como uno de los más sensibles en la sociedad peruana, la candidata se mostró con el ex alcalde neoyorkino (1994-2001) en Trujillo, la ciudad con mayor índice de homicidios de todo el país.

Giuliani -que ahora tiene una empresa de consultoría en temas de seguridad- acompañó a la candidata en varios recorridos callejeros, visitó dependencias policiales y concedió amplias entrevistas a la prensa.

“Estamos haciendo recomendaciones sobre cómo ser más eficientes en la reducción del delito. Esta es nuestra única misión y estamos muy complacidos de que Keiko Fujimori nos haya contactado”, afirmó.

Una encuesta difundida días atrás por la ONG “Ciudad Nuestra” reveló que un 72% de los habitantes de Lima se siente inseguro, mientras que uno de cada cuatro dijo haber sido víctima de algún delito en el último año. La situación es peor en las ciudades del interior, donde en general la policía tiene menos medios para combatir la delincuencia.

Subiéndose a este reclamo, Keiko hizo una polémica propuesta: quiere impulsar la pena de muerte para los violadores y los asesinos de niños menores de siete años.

El objetivo, según el portavoz de “Fuerza 2011”, Fernando Altube, es impedir que la gente haga justicia por mano propia ante estos delitos. “En Perú, e incluyo a Lima, hay 18 linchamientos al año por violación de menores y otros crímenes graves. La comunidad señala al culpable, lo rocía con gasolina y lo quema vivo. ¿No es mejor que sea un juez el que decida aplicar la pena capital en vez de los ciudadanos?”, se preguntó.

Y con respecto a la pregunta que se hacen muchos peruanos sobre si Keiko indultaría a su padre en caso de ser presidenta, el portavoz dio un tajante “no”. “La decisión debe ser judicial, no política”, aseveró.

Una ex primera dama adolescente. Keiko Sofía es la hija mayor de Fujimori y fue la congresista más votada en las elecciones de 2006, cuando su padre todavía estaba prófugo en Japón. Sin embargo, nunca tuvo una participación parlamentaria destacada y a lo largo de estos cinco años acumuló unas 500 faltas a las sesiones debido a licencias por maternidad, enfermedades y otras ausencias injustificadas.

Luego de la separación de sus padres en 1984, Keiko asumió el rol de primera dama con sólo 19 años. Su madre, Susana Higuchi, fue desterrada del poder por haber sido una de las primeras personas que denunció corrupción en el gobierno de su entonces marido. La mujer acusó a la Administración Fujimori por malversación de donaciones de ropa usada proveniente de Japón que estaba destinada a las víctimas del fenómeno del “Niño” en 1991 y 1992. Años después, Higuchi se convirtió en diputada por la oposición.

A pesar del maltrato que recibió su madre, de quien se llegó a decir que fue torturada, Keiko permaneció junto a su padre, conocido como “el Chino”, a quien defendió en varias ocasiones. Poco antes de que su padre fuera condenado, advirtió que no se puede “achacar al presidente Fujimori los errores cometidos por terceros”.

Y ella misma, que se graduó en Administración de Empresas en la Boston University estuvo salpicada por denuncias de corrupción. Un informe de la Contraloría General de la República afirmó que la educación de sus cuatro hijos le costó a Alberto Fujimori 1,25 millones de dólares, una cifra muy superior a sus ingresos como presidente. Por eso se indicó que esos estudios fueron pagados con plata del Estado y que ella estaba al tanto de la situación.

De acuerdo con una declaración que realizó en 2001 ante la Fiscalía Suprema adjunta y que fue dada a conocer por el diario “La República”, Keiko admitió que por entonces su padre le daba diez mil dólares mensuales en efectivo para destinar a sus estudios.

Entre lo radical y lo moderado. Nacido en Lima en 1963 en el seno de una familia de tradición militar, al padre de Humala le gustaba hablarles a sus seis hijos de los levantamientos de esclavos contra los romanos, les daba charlas sobre marxismo y se definía –y define hoy en día– como un “racista reivindicativo de la raza cobriza”.

Ollanta estudió en un colegio privado en Lima y en 1982 ingresó al Ejército. Admirador de Charles de Gaulle y estudiante del Instituto de Altos Estudios para América Latina en La Sorbona de París, saltó a la fama luego de encabezar un levantamiento contra Fujimori el 29 de octubre de 2000.

Tras cumplir una condena por ese hecho, estudió Ciencias Políticas en la Universidad Católica, donde también se licenció su esposa Nadine, madre de sus dos hijas. Reingresó al Ejército y fue agregado militar en las embajadas peruanas en París y Seúl, hasta que en 2005 dejó todo por la política, inspirado por Juan Carlos Mariátegui, el padre del socialismo peruano, y la doctrina de Juan Velasco Alvarado, el militar y político que derrocó a Fernando Belaúnde Terry en 1968, nacionalizó el sector petrolero, puso en marcha la reforma agraria y ocupó la presidencia hasta 1975.

En 2006 intentó por primera vez llegar a la Presidencia con un fuerte apoyo de Hugo Chávez, pero esa vinculación terminó provocándole una derrota en segunda vuelta ante el actual presidente Alan García.

Por eso muchos hacen hincapié en el fuerte cambio de un mensaje radicalizado a uno moderado, que comenzó en el transcurso de estos cinco años y terminó de virar entre la primera y la segunda vuelta de esta elección. Y se preguntan cuál de los dos es el verdadero Ollanta. “Antes quería ser Chávez y ahora quiere ser Lula”, afirman algunos con sarcasmo.

Pero él destacó su actual distancia con Chávez y se comprometió a respetar la empresa privada, los tratados de libre comercio y la independencia del Banco Central. Con este nuevo relato, logró incluso que la agencia calificadora de riesgo “Moody’s” asegurara que Perú mantendrá la solvencia financiera aunque Humala gane la Presidencia.

“Estoy acostumbrado, curtido de que todo el mundo me pregunte por Chávez. Hay que respetar a los pueblos hermanos que llevan sus procesos (…) y exigir que los procesos de otros países también se respeten”, afirmó. Y agregó: “Vamos a hacer nuestro propio camino. Perú va a respetar a todos los países y respetar es no entrometerse en asuntos de otros. Hay que entender que cada país tiene su propia dinámica”.

Tras ganar la primera vuelta, prometió a los inversionistas extranjeros que de llegar a la Presidencia resolverá la “inestabilidad social” y trabajará para fortalecer las relaciones con Estados Unidos. “Vamos a mejorar las condiciones de inversión y vamos a resolver un grave problema que es la inestabilidad social (…) a través del diálogo y ello va a brindar seguridad a las inversiones”, afirmó.

Ollanta indicó además que su voluntad es “afianzar y fortalecer” las relaciones con Washington, pero consideró que a esas relaciones “hay que darles un nuevo giro, acorde con el siglo XXI, que sean más transparentes, más francas, con reciprocidad y entender que Estados Unidos es uno de los más importantes socios comerciales con el Perú”. Para Humala, ahora “se requiere de una relación en la que ambos países podamos ganar”.

Crecimiento y distribución. Perú es uno de los países de la región que logró el mayor nivel de crecimiento y, según las proyecciones del Fondo Monetario Internacional (FMI), será el que registre las mejores tasas, al menos hasta el 2015.

El propio Ministerio de Economía y Finanzas peruano situó en 6,5 % su estimación de crecimiento del Producto Bruto Interno (PBI) para este año, según el Marco Macroeconómico Multianual 2012-2014 dado a conocer el lunes pasado.

Las estimaciones prevén que los sectores no primarios liderarán el crecimiento económico, y que la construcción registrará una suba del 8 %.

Pero uno de los principales desafíos del próximo presidente será lograr una distribución más equitativa de la riqueza, un tema pendiente de la Administración García. Es que a pesar de las altas tasas de crecimiento de los últimos años, un tercio de la población vive todavía bajo la línea de pobreza. Y, como ya ha quedado claro en otras experiencias similares, la mejora del PBI no se traslada masiva –ni necesariamente– a los salarios ni al empleo.

Las cuatro centrales sindicales más importantes del país, entre ellas la Confederación General de Trabajadores del Perú, presentaron el “Diagnóstico laboral y agenda política para el trabajo decente en Perú”.

Los encargados del diagnóstico, Julio Gomero y Edgardo Balbín, de la ONG Programa Laboral de Desarrollo (PLADES), señalaron que durante la década del 2000 el crecimiento per cápita del país llegó a un 55 % pero “los sueldos promedio no han subido”. Sólo uno de cada cinco asalariados, añade, “cuenta con todas las condiciones que determinan tercer acceso a un trabajo decente”, indicó el informe.

Final abierto. Humala y Fujimori llegan a la elección del domingo con un empate técnico. Es decir que ninguno le saca una diferencia de más de tres puntos al otro, que es el margen de error de las encuestas. Por ese motivo ambos aprovecharán hasta el último minuto para capturar los votos definitivos. Y esto será paradójico. Porque gran parte de la población votará en contra de un candidato y no a favor de otro.

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