El presidente ecuatoriano recibió a los cancilleres enviados por los presidentes. Le informaron la decisión de aplicar sanciones económicas si se atenta contra la democracia. Escuchar audio donde pólicia da la orden de matar a Correa.

Los cancilleres de los países de la Unasur recibieron anoche de pie, y con un sentido aplauso, al presidente ecuatoriano, Rafael Correa, quien enfrentó el jueves un alzamiento de la Policía Nacional, que lo tenía retenido en un hospital, y fue sofocado por las fuerzas de elite del Ejército.

De esa manera, los ministros de Relaciones Exteriores de la región quisieron dejar en evidencia el absoluto respaldo de la comunidad sudamericana a la democracia ecuatoriana y a su jefe de Estado.

En una breve reunión en el Palacio de Carondelet, los jefes diplomáticos colmaron de elogios a Correa y reiteraron el compromiso de sus países con el estado de derecho. No habrá en el hemisferio sur, aseguraron, espacio para quienes pretendan subvertir las instituciones democráticas.

Pero no todos hablaron el mismo lenguaje diplomático, propio de este tipo de encuentros; Nicolás Maduro, canciller de Hugo Chávez, y su homólogo boliviano, no dudaron en señalar a los enemigos de sus procesos revolucionarios como los responsables de lo que consideran fue un frustrado golpe de Estado en Ecuador. “No es un hecho aislado. Los autores intelectuales no deben tener ningún apoyo de estos países”, dijo el enviado de Evo Morales. “Es una conspiración permanente y un golpe continuado contra los procesos progresistas”, agregó Maduro. “Nuestro gobierno está a sus órdenes”, le ofreció a Correa.

El resto de los cancilleres o delegados fue más prudente. No aventuraron culpables ni atacaron a los medios de comunicación, como hizo el ministro venezolano y, más tarde, el propio Correa. Optaron por alabar la “valentía” de Correa y el arrojo de su pueblo que no dudó en defender la democracia.

El presidente ecuatoriano concluyó la sesión dirigiendo su dedo acusador hacia los medios de comunicación “corruptos” y sus opositores por la intentona golpista y la muerte de ocho compatriotas. Y le imprimió un toque humano al referirse a una tragedia que le tiene, indicó, “destrozado”, sumido en una profunda tristeza, “y a la patria de luto”.

“Esperáramos el apoyo de toda América Latina para capturar a todos los responsables”, afirmó. “No podemos permitir que esa decena de criminales que dispararon contra sus hermanos no sean fuertemente sancionados”, agregó en tono elevado.

También aseguró que todo estaba perfectamente orquestado para acabar con su vida, que interceptaron llamadas en las que pedían que le asesinaran. No obstante el peligro que corrió, nunca cedió ante los sublevados. “Salgo como presidente o salgo como un cadáver”, le gritó a los sublevados.

A su juicio, los sublevados querían provocar un levantamiento general de la policía y los militares, lo que hubiese llevado al país a un caos social.

Sin embargo, a los opositores “les falla esa estrategia de desestabilizar al Gobierno y entonces el ‘plan B’ era matar al presidente”, remarcó el mandatario, quien dijo haber escuchado en varias ocasiones esas amenazas durante su retención.

También contó que en un momento en que los sublevados, aparentemente, habían accedido a liberarlo, él se resistió al ver que los agresores le esperaban para fingir un cruce de tiros.

Incluso en el espectacular rescate militar, el auto en el que fue evacuado del hospital recibió cinco impactos de fusil, algunos de ellos apuntando al sitio donde se suponía que Correa estaba, según relató él mismo. El coche blindado soportó el tiroteo.

Afirmó que fueron cuarenta los heridos, algunos muy graves, y tres los muertos en los alrededores del hospital donde lo retuvieron más de diez horas. El balance final eleva las muertes a ocho en todo el país y a 274 los heridos.

“Ese es el costo de la acción de unos desquiciados. Una acción coordinada para generar el caos y la guerra civil”. Asímismo, dijo que supieron que los cerebros de toda la operación habían preparado un comunicado, ideado por esos políticos “que no nos pueden vencer en las urnas”, donde exigían la amnistía para todos los que participaron en el motín.

Insistió en la frase, reiterada a lo largo del día, de que no habrá “ni perdón ni olvido” para los autores de los dramáticos hechos. Rafael Correa abrazó a cada ministro al finalizar el encuentro y agradeció el respaldo general. “Nunca nos sentimos solos, siempre acompañados de esa patria grande latinoamericana”.

El canciller argentino. Héctor Timerman, acompañado del asesor de Néstor Kirchner en la Unasur, Rafael Folonier, y del secretario de la cancillería decidado a las relaciones con América latina, Diego Tetamanti, llegaron a Quito anoche y se reunieron de inmediato con el canciller ecuatoriano, Jorge Patiño.

Timerman viajó junto a los cancilleres de Uruguay, Luis Almagro; Bolivia, David Choquehuanca; Colombia, María Holguín; y el subrogante de Chile, Fernando Schmidt. Poco después arribaron los de Venezuela, Nicolás Maduro y Perú, José Antonio García Belaunde.

La decisión de enviar a los cancilleres se informó en un comunicado emitido durante la madrugada del viernes por los presidentes de Argentina, Chile, Uruguay, Bolivia, Colombia, Perú y Venezuela, reunidos de urgencia en Buenos Aires.

Los mandatarios emitieron un documento en el que condenaron “enérgicamente el intento de golpe de Estado y el posterior secuestro del presidente Rafael Correa”.

La cumbre de emergencia sesionó hasta la madrugada en el Palacio San Martín, sede de la Cancillería, con la presencia de los presidentes de Argentina, Cristina Fernández de Kirchner; Bolivia, Evo Morales; Colombia, Juan Manuel Santos; Chile, Sebastián Piñera; Perú, Alan García; Uruguay, José Mujica, y Venezuela, Hugo Chávez.

También asistió el secretario general de Unasur, Néstor Kirchner, mientras que el presidente “pro témpore” del bloque es Correa. Morales y García habían propuesto que los presidentes viajaran a Ecuador, pero luego se llegó a un acuerdo para el envío de una misión de rango ministerial.