La hora de la pandemia ideologizada

Fecha:

Compartir

Que la pandemia del Covid 19, el Coronavirus o simplemente la peste, golpeó al mundo es un hecho incontrastable y cuyas consecuencias son preguntas aún sin respuesta.

La dirigencia política mundial dejó en claro su improvisación manifiesta, más allá de su signo o preferencia ideológica. Desde Donald Trump, pasando por Boris Jonhson –hasta que la peste lo abrazó a él-, Emmanuel Macron, Jair Bolsonaro, cuyo destino es incierto hoy; o incluso Giuseppe Conte y -sobresaliendo en irresponsabilidad -el gobierno español social-comunista de Pedro Sánchez y Pablo Iglesias, tanto como el diletante de Oscar Manuel López Obrador, que llamó a salir a la calle a abrazarse a los mexicanos. También incluimos en la larga lista al gobierno chino, territorio donde nació el maligno virus, y al de Cuba, Corea del Norte o Venezuela, de donde no sabemos absolutamente nada ya que esos regímenes están cerrados bajo siete llaves a la información, salvo la que emite el propio Estado.

La excepción han sido países como Taiwán, Corea del Sur, los escandinavos y Ángela Merkel en Alemania.

En la Argentina, a pesar de los desatinos expresados por el ministro de Salud, Ginéz Conzález García, que minimizó al principio la llegada del coronavirus a nuestras tierras, el presidente Alberto Fernández tuvo reflejos para detectar lo que se avecinaba, al igual que sus pares Sebastián Piñeira en Chile y Luis Alberto Lacalle en Uruguay.

Dicho esto, la pandemia continúa sumando infectados y fallecidos, y el encierro de los ciudadanos, algo que si bien acota el contagio lleva a otra pandemia que es la económica de las pequeñas y medianas empresas, abandonadas a su suerte, como siempre, a las que se le ofrecen créditos al 24 por ciento de interés para que paguen sueldos, es decir, que se endeuden sin producción ni venta alguna.

Los sectores sociales más vulnerables, sobre todo en el Conurbano bonaerense, además de todos los subsidios que reciben se les sumaron bonos en efectivo de 10.000 pesos, la tarjeta Alimentar y comida que distribuyen el Ejército y las ONGs. Comprensible es la preocupación oficial de que el virus no se expanda en los conglomerados urbanos, en particular el de la provincia de Buenos Aires, donde, vale recordar, el peronismo, en sus diversas variantes, salvo los gobiernos de Alejandro Armendáriz y de María Eugenia Vidal, gobierna desde 1983.

Ahora bien, mientras surgen iniciativas de ayuda como las de la Cruz Roja, COAS, Caritas y, entre otros, la convocatoria del Seamos Uno, una loable iniciativa del sacerdote jesuita y director del Centro de Investigación de Acción Social (CIAS), Rodrigo Zarazaga, que nuclea a Iglesias evangélicas, la comunidad judía y organizaciones católicas de bien público y que tiene por objetivo repartir un millón de cajas con comida, claro está, sin sobreprecios.

La política ideologizada continúa su derrotero. Ejemplo de esto es la afiebrada propuesta del diputado Carlos Heller, exdirigente del Partido Comunista y titular del Banco Credicop (que por ser una cooperativa no paga ganancias) y del presidente del bloque del Frente de Todos, Máximo Kirchner, de gravar con un impuesto “patria” a las “grandes fortunas”, aquellos que el presidente tildó de “miserables”, emulando a Víctor Hugo.

Nos preguntamos: ¿De dónde salen los fondos de las donaciones que reciben las organizaciones antes mencionadas para ayudar a los sectores sociales del Conurbano? ¿De Acción Social, o de la mediática Mesa del Hambre, hoy desaparecida en la inacción, o de las grandes empresas de capital nacional o extranjero? Sin duda que de estas últimas, los “miserables” y “antipatria”.

Asimismo, mientras la oposición cierra filas junto al Presidente en relación al pestilente virus, sectores del oficialismo no cejan en su afán de liberar hasta el último preso por corrupción y atacan a la Corte Suprema con amenazas que, en realidad, son hacia todos los argentinos, como lo expresado por la kirchnerista Graciana Peñafort, que es decir Cristina, quien dijo muy suelta de cuerpo que la historia sería escrita “con sangre o con razones”, lo que ya le ha valido una denuncia de un grupo de diputados de Juntos por el Cambio por apología del delito y de la violencia.

El drama del coronavirus no les es suficiente para frenar su proyecto de populismo chavista, socavando al propio Presidente en estos duros días, aunque hay que resaltarlo, el propio Fernández no pone orden en su gallinero.

Lo visto anteayer con la negociación con criminales de peso para reducirles las penas a asesinos seriales y violadores luego del motín carcelario en Devoto, con una decena de agentes penitenciarios heridos, nos muestra que el kirchnerismo, impregnado de la doctrina Zaffaroni, tiene la mano blanda hacia todo ser delincuencial, habiendo otorgado ya 800 prisiones domiciliarias para aberrantes criminales y violadores con la excusa del contagio virósico. Curiosamente no se ha escuchado una sola voz del Colectivo Verde en oponerse a que femicidas salgan de prisión, dejando ver que la ideología que los une al gobierno es de mayor peso que las víctimas asesinadas o violadas.

En su doble vara nada se ha dispuesto para que militares y civiles presos por delitos de lesa humanidad, algunos con condena y otros no, mayores de 70 años o con enfermedades graves, puedan acceder a la prisión domiciliaria. Para los ideólogos de la venganza el coronavirus sea quizás un medio para terminar con este sector, al cual odian profundamente.

Similar es el caso de la convocatoria a los médicos cubanos, sin ninguna búsqueda de certificación de antecedentes y a quienes sólo les basta que los certifiquen los jerarcas de La Habana. Si son tan necesarios médicos y enfermeros, ¿por qué no se echa mano en la Provincia de Buenos Aires a una enormidad de médicos y enfermeros venezolanos que ya residen legalmente en el país? Seguramente por quw han huido del “paraíso” de Nicolás Maduro, un aliado regional en su pandemia de pensamiento del exitoso Socialismo del Siglo XXI.

Que el oficialismo, en particular el kirchnerismo, actúe como lo hace no puede sorprender a nadie, solo a un idiota, pero que la oposición, que se llena la boca con la República, asuma algunos de estos hechos en silencio permite suponer que poseen un complejo de culpa sin sentido o que se han apoltronado en un rol de hombres de paja. Una cosa es apoyar al gobierno en su lucha contra la peste y otra muy distinta es ser cómplice por omisión del accionar del proyecto político del oficialismo, con exabruptos continuados.

Hasta el momento, y a costa de un alto riesgo, los únicos héroes que podemos enumerar son los médicos y enfermeros (que sólo recibieron a modo de “premio”, por jugarse la vida todos los días, 5000 pesos), al personal de limpieza de hospitales y clínicas, los miembros de las Fuerzas de Seguridad y de las Fuerzas Armadas, recolectores de basura, cajeros y repositores de supermercados y motoqueros que, para ganarse el pan, recorren los barrios con los pedidos de los que nos guardamos en los hogares.

La pandemia está en pleno desarrollo sin un final definitivo en el horizonte. Sí está previsto que cuando finalice el derrumbe económico está asegurado, más allá de nuestra deuda externa e interna, con cierre de empresas, pymes, comercios, microemprendimientos, más economía informal, desempleo, hiperinflación y recesión.

Un panorama negro que dará lugar a un clima de zozobra social donde los aventureros ideologizados buscarán, sin ponerse colorados, imponer sus proyectos políticos más retardatarios. Será esa la hora que nos mostrará qué oposición y qué sociedad tenemos y conformamos.

Compartir

Últimas noticias

Suscribite a Gaceta

Relacionadas
Ver Más

Volver al Futuro 2024

*Por Augusto Neve El paso del tiempo nos aqueja. No lo...

No es ignorancia, es odio a España y a su legado: la Hispanidad

Las recientes declaraciones del flamante Ministro de Cultura, el...

El verso y la búsqueda de la felicidad

Vivimos perseguidos por las órdenes e indicaciones que en redes sociales nos muestran cómo debería ser nuestra vida, cuando la realidad parece encerrarnos en otro modelo.

Espiritualidad y vacío

¿Para qué vivir? ¿Por qué elegimos viviendo? ¿Para nada? El rol de la espiritualidad. Y También el de la ciencia y la tecnología.