El jefe de la Casa Civil, Rui Costa, intentó suavizar la decisión del presidente brasileño al aclarar que se trató de una simple "rotación" de efectivos.
Además, 904 hombres y 494 mujeres fueron trasladados a distintas cárceles luego de ser detenidas en campamentos frente a cuarteles del Ejército, exigiendo un golpe de Estado contra Lula.