El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, ordenó este miércoles la destitución de 13 militares que se desempeñaban en el Gabinete de Seguridad Institucional (GSI), organismo bajo cuya jurisdicción está el resguardo del Palacio del Planalto, la sede del Gobierno que fue invadida por manifestantes bolsonaristas hace diez días, en una marcha que incluyó ataques también a las sedes del Poder Legislativo y el Poder Judicial en reclamo de un golpe de Estado.
El jefe de la Casa Civil, Rui Costa, intentó suavizar la decisión de Lula al aclarar que se trató de una simple “rotación” de efectivos y dio como ejemplo que otros militares separados este miércoles cumplían funciones en una repartición del GSI en Río de Janeiro, donde tiene su residencia privada el expresidente Jair Bolsonaro.
“No tiene que ver con la desconfianza. Hasta en las áreas militares hemos cambiado militares, entonces es natural que en los otros asesores haya una rotación entre personas. En los cargos militares habrá cambios para dar oportunidad a otras personas que tienen la capacidad técnica para ejercer esos cargos”, dijo Costa.
“No es ninguna novedad, no tiene ningún misterio. ¿O es que alguien pensaba que el nuevo gobierno iba a mantener a los asesores del anterior? No es razonable que eso fuera así”, concluyó.
El ataque al Planalto tuvo la “connivencia” de elementos de las Fuerzas Armadas, declaró Lula la semana pasada al analizar el intento del golpe de Estado durante el cual también fueron saqueados los palacios del Congreso y el Supremo Tribunal Federal.
Lula, así como varios de sus ministros, mencionaron que parte de los atacantes del Planalto partieron de un campamento establecido frente al Cuartel General del Ejército, donde contaron con la complicidad de las autoridades castrenses.
Incluso, carros blindados del Ejército impidieron el arresto de los agresores el 9 de enero, cuando estos volvieron al campamento tras devastar los palacios de los poderes de la República.
La resolución presidencial dada a conocer hoy se suma a otra publicada ayer en el Diario Oficial, que separó de sus cargos a decenas de militares que se desempeñaban en el Palacio de la Alvorada, la residencia oficial en Brasilia a la cual Lula aún no se mudó.