La imagen no deportiva que dejó la semana futbolera fue sin dudas el efusivo y espontáneo abrazo que le dieron los niños israelíes que acompañaban la salida del Maccabi Haifa y del Paris Saint-Germain (PSG) a Lionel Messi. El tierno momento que generó la genuina admiración de los nenes al crack argentino nada tiene que ver con lo nada espontánea y sí muy programada acción por parte de los inversones qataríes en el club galo: el “Sport Washing”.

¿Qué es el “Sport Washing”? El “blanqueamiento deportivo”, si se pudiera traducir la expresión al idioma castellano, es la utilización del deporte o sus figuras para suavizar la imagen negativa que tienen ciertos países, empresas o personas en la sociedad.

En los últimos, y gracias al permanente torrente de petrodólares que emanan desde las entrañas de su territorio, muchos países de Medio Oriente utilizan el “Sport Washing” para dejar de ser vistos como un peligro por Occidente. O, al menos, de una manera algo más amigable.

A pesar de que mantienen algunos contactos extraoficiales, Qatar e Israel no tienen relaciones diplomáticas desde hace años, ya que el país árabe es uno de los principales impulsores de la causa palestina, y mantiene buenas relaciones con sus organizaciones políticas, sobre todo con el movimiento islamista Hamás.

En este marco, la imagen de nenes israelíes abrazando a alguien que tiene en el pecho la inscripción de Qatar Airways no es solamente una demostración del más puro amor que un niño puede tener por su ídolo. Es, también, un éxito de la política propagandística del Fondo Soberano de Inversión de Qatar, fundado en 2005 para gestionar las ganancias petroleras y de gas natural que tiene la familia real qatarí, que es la dueña del Paris Saint-Germain. Un negocio tan redondo como un pelota de fútbol. ¿O acaso de alguna otra manera el nombre de Qatar podría haber ingresado de manera amable en un estadio israelí?