El éxito televisivo de la temporada (empezó el año pasado y la gran audiencia lo estiró hasta este 27 de marzo), el “reality” Gran Hermano, llegó a su final anoche en la pantalla de Telefe, que en lugar de poder festejar un promedio de rating por encima de los 20 puntos y picos de más de 30 en su última edición, una cifra casi inalcanzable para una emisión diaria durante cinco meses, debe realizar un “control de daños” constante por la aparición de nuevas denuncias de abuso sexual infantil sobre algunas de sus figuras.
La bomba mediático-judicial explotó la semana pasada, con la detención del ganador de la primera edición de Gran Hermano y actual productor del ciclo, Marcelo Corazza, acusado de corrupción de menores.
Al verlo participar como panelista todos los viernes a la noche del programa “Gran Hermano: La noche de los ex”, donde debatía con otros exparticipantes sobre los hechos desarrollados durante la actual temporada del “reality”, una víctima de Corazza de hace 20 años se presentó en la Justicia para denunciarlo y aceleró una investigación que tiene también otros tres detenidos, identificados por la Justicia como Andrés Fernando Charpenet, Raúl Ignacio Mermet y Francisco Rolando Angelotti Notarbartolo.
El conductor de Gran Hermano, Santiago del Moro, salió a despegarse y despegar al canal de Corazza, a quien trató de “un productor más” que solamente “ayudaba con la tribuna” de público en los programas del ciclo, y negando que fuese uno de los asistentes que habla con los participantes encerrados en el cuarto bautizado como “confesionario”.
Pero el efecto dominó que tuvo la detención de Corazza dentro de la farándula local siguió: horas después, Lucas Benvenuto, hizo público en sus redes sociales que sufrió un abuso por parte de “un reconocido conductor de Telefe”, al que también describió como “músico”. Quien encajaba en esa descripción era Jey Mammon, al frente de “La Peña de Morfi”, el programa de los domingos al mediodía que condujo Gerardo Rozín hasta su muerte el año pasado.
Además, contó que su relación comenzó cuando él tenía 14 años y el acusado 32, en 2006, y que durante la pandemia se dio cuenta de que había sido víctima de abuso y efectuó la denuncia ante la Justicia, que la cerró sin condena alguna.
Benvenuto participó anteriormente en otras tres causas que obtuvieron condenas contra abusadores, ya que también fue víctima en algunas de ellas.
“Cuando fui con un abogado particular obtuve condenas”, remarcó. “Y cuando fui a la esperanza de la fiscalía lo único que obtuvimos fue una resolución de una prescripción”, criticó Benvenuto en relación a su denuncia contra Jey Mammon, quien se defendió con un comunicado en el que dijo que el relato del joven era “falso en gran parte”, recordó que la Justicia lo “sobreseyó” y acusó al denunciante de extorsión.
Por este escándalo, Telefe decidió separar a Jey Mammon de su pantalla y al frente de “La Peña de Morfi” estuvo la actriz Georgina Barbarrosa. La histórico co-conductora del ciclo, la modelo Jésica Cirio, abrió el show anunciando los “impactados” que estaba todos por “los hechos de público conocimiento” y señaló que los integrantes del programa acompañaban “la decisión del canal hasta que todo esto se resuelva”.
La bola de nueve amenaza con crecer. Durante todo el fin de semana en redes sociales se especuló con una nueva denuncia de Benvenuto, que en una charla en un “live” de la red social Instagram aseguró que conocía a otro hombre que iba a denunciar a “otro conductor de Telefe”, que generalmente “viaja por el mundo”, en lo que parece una casi obvia alusión al histórico programa de turismo de una de las grandes figuras del canal, Marley, cuyo ciclo se llama “Por el Mundo”.
Hasta ahora, ni él ni el canal hicieron alguna declaración al respecto. Tampoco apareció el denunciante del que habla Benvenuto. Pero el clima es muy tenso en Telefe, que hoy cerró con el triunfo del participante Marcos Ginoccio un ciclo que hace diez días pensaban las autoridades terminaría en una fiesta para la historia y hoy tiene que estar evitando quedar salpicado por un escándalo de abuso sexual y corrupción de menores cuya punta del ovillo todavía no se encuentra.