La muerte de la reina Isabel II, entre otras muchísimas cosas, desencadenará modificaciones en el protocolo de gobierno de Gran Bretaña y de los países que reciben a su heredero, el rey Carlos III, y en cuestiones de la vida cotidiana de los británicos como el dinero o las banderas en dependencias públicas.
En la actualidad, en el Reino Unido hay 4.500 millones de billetes de libras esterlinas en circulación con la cara de la difunta reina, por un valor total de 80.000 millones de libras (92.000 millones de dólares). Sustituirlos por otros con el rostro de Carlos III llevará tardará al menos dos años, según los expertos.
La cabeza de la reina también aparece en algunos billetes de 20 dólares en Canadá, en las monedas de Nueva Zelanda y en todas las monedas y billetes emitidos por el Banco Central del Caribe Oriental, así como en otras partes de la Commonwealth.
En las banderas de las comisarías de todo el Reino Unido y hasta el estandarte que se utiliza en un buque de la Armada, cuando hay un general a bordo, serán sustituidos porque, al igual que los regimientos militares enarbolan los “colores de la reina”, llevan un EIIR (Elizabeth II Regina) bordado en oro.
Asimismo, los países en los que la reina seguía siendo jefa de Estado, como Australia, Canadá y Nueva Zelanda, tienen lo que los expertos en banderas llaman “banderas E”, que son banderas personales para la reina, que se utilizan cuando está de visita. Ahora deberán ser para Carlos III.
Algunos pocos buzones que aún se conservan en el reino británico todavía conservan las siglas GR del rey Jorge VI, 70 años después. Difícilmente se cambien por las de Carlos III tras 70 años de reinado e Isabel. Pero el correo británico sí cambiará los sellos que llevan la imagen de su madre y utilizará una imagen de perfil del flamante monarca.