Max Verstappen, el bicampeón más deslucido de la F1 (parte II)

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Hace un mes, Max Verstappen se consagró bicampeón de la Fórmula 1 cuatro fechas antes de la finalización del campeonato. Y desde estas mismas líneas, en un juego de palabras con lo desorganizado de ese Gran Premio de Japón, que se terminó antes del final por el diluvio caído en Suzuka, se describió al neerlandés como “el bicampeón más deslucido de la F1” porque ni él supo que había retenido el título al cruzar primero la meta (sumada también la polémica de la vuelta final del 2021, su primer campeonato).

Cuatro semanas después, el joven “maravilla” -lamentablemente- pasó a retirar la corona del “más deslucido” pero ahora por una actitud muy fea dentro de la pista contra su compañero en el equipo Red Bull, el mexicano Sergio “Checo” Pérez.

Definido el campeonato de pilotos y la Copa de Constructores (obviamente para el equipo de Verstappen), queda en juego el honor de ser subcampeón de pilotos, el objetivo que tiene Pérez y también la escuadra austríaca.

Pero este domingo en Brasil Verstappen marchaba sexto y detrás suyo el mexicano. El equipo ordenó al campeón que le cediera su puesto para sumar dos puntos más y así “Checo” colocarse segundo en la tabla de posiciones con 292 unidades, dos más que el monegasco de Ferrari, Charles Leclerc. Pero el neerlandés se negó y dijo: “Tengo mis razones”. Pérez reaccionó: “Demostró lo que es” y luego subió la apuesta: “Ganó dos campeonatos gracias a mi”, exageró, sobre todo por esta temporada actual a la que le queda una carrera final en la que se definirá el subcampeonato.

Pérez se sumó a la larga lista de víctimas de la maldición del “escudero” en la F1. Ese piloto que sabe que es N° 2 del equipo y que su trabajo es ayudar a la estrella. Le pasó a Rubens Barrichello y Eddie Irvine con Michael Schumacher. Gerard Berger fue el segundo de Ayrton Senna. Y hay muchos más casos.

Pero en estos casos, siempre hubo un gesto magnánimo del campeón. Senna en Japón 1991 fue campeón dejándose pasar para que su compañero ganara la carrera. En Austria 2002, Ferrari le ordenó a Barrichello que le dejara ganar a Schumacher. En el podio, el alemán se quedó en el segundo escalón del podio y empujó al brasileño a lo más alto.

El ejemplo anterior fue sólo simbólico, porque Barrichello no recuperó puntos ni trofeos. Pero fue un gesto de “Schumi” al fin. Fue reconocer el trabajo del escudero. En este caso de ayer, Verstappen destrató a quien, en varias oportunidades en estos dos últimos años, hizo el trabajo sucio en pista contra Lewis Hamilton (Mercedes) o Leclerc para que el indiscutido N°1 de Red Bull caminara hacia la corona. Le quita brillo al 2021 y al final de su bicampeonato. No lo hace peor ni mejor piloto. Pero sí, lo hace peor campeón. Uno deslucido ante la mirada del público, que sabe apreciar un talento como el suyo, el de Senna o Schumacher, pero que también quiere ver en campeones gestos de grandeza deportiva. En ese ítem, Verstappen todavía es muy chiquito.

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