El jefe del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA), el diplomático argentino Rafael Grossi, destacó la importancia de mantener un diálogo con Moscú sobre la situación en la planta nuclear de Zaporiyia, atacada por drones ucranianos, pero señaló que hasta el momento no ha logrado acordar con Kiev una visita al lugar.
“Yo mantengo un diálogo con las autoridades rusas. Es indispensable mantener un diálogo abierto con aquellos que tienen el control efectivo sobre una instalación nuclear más allá de la legitimidad del mismo. El diálogo es un diálogo profesional”, aclaró Grossi en una entrevista con el diario español El País.
“Yo mantengo un diálogo con las autoridades rusas. Es indispensable mantener un diálogo abierto con aquellos que tienen el control efectivo sobre una instalación nuclear más allá de la legitimidad del mismo. El diálogo es un diálogo profesional”, dijo Grossi en una entrevista con el diario español El País.
La central de Zaporiyia es la planta nuclear más grande de Europa, recordó el responsable de la Organización, al calificar de “paradójica y altamente volátil” la actual “situación de un control militar ruso y los operadores ucranianos haciendo funcionar la planta, con las tensiones que en esa situación pueden imaginarse”.
“Inicié una compleja negociación con la parte rusa y con Ucrania —lo hablé con el presidente [de Ucrania, Vladímir] Zelenski con ocasión de mi visita a Kiev— para preparar una visita de la misión para atender a todos estos factores. He insistido en la necesidad imperiosa de ir, y hasta el momento no lo he logrado”, explicó.
Por su parte, la portavoz de la Cancillería rusa, María Zajárova, declaró que Rusia denunció ante el OIEA los ataques ucranianos contra la central nuclear de Zaporiyia, y advirtió que Ucrania intenta crear una amenaza de “catástrofe nuclear” para toda Europa.
“Ya hemos recurrido a la dirección del OIEA a causa del incidente y esperamos una debida reacción por parte de la agencia”, anunció a los periodistas.
La central nuclear de Zaporiyia, situada en la ciudad de Energodar y operada por la empresa ucraniana Energoatom, está controlada hoy por militares rusos, según Moscú para evitar fugas de materiales nucleares y radiactivos.
La planta cuenta con seis reactores de agua presurizada del modelo VVER-1000 y tiene una capacidad total de 6.000 MW.
Las primeras cuatro unidades generadoras se pusieron en marcha en el período de 1984 a 1987; la quinta, en 1989, y la sexta, en 1995.