Los días de Lionel Messi en París parecen contados. Después de los silbidos que recibió el domingo pasado por parte de los hinchas del Paris Saint-Germain (PSG) en el estadio Parque de los Príncipes tras la derrota ante Olympique de Lyon, el mejor jugador del mundo ya no tiene como “prioridad” negociar la renovación del contrato que finaliza el próximo 30 de junio con la institución de la capital francesa.
La semana comenzó con las declaraciones de dirigentes del Barcelona abriéndole la puerta a un eventual regreso del crack a su lugar en el mundo y el club donde debutó como profesional y realizó toda su carrera hasta junio de 2021.
El portal RMC Sport convalidó este lunes la información que publicó el diario L’Equipe en su portada y afirmó que “salvo que la situación cambie”, el capitán del seleccionado argentino se irá del PSG.
Parte de la dirigencia también se cuestiona la inversión que significaría el nuevo contrato de Messi y pretende disolver el tridente de ataque que se armó para ganar la ansiada pero esquiva Champions League.
Kylian Mbappé tiene contrato hasta 2025, mientras que el brasileño Neymar firmó hasta 2027, por lo que la opción más viable es la salida del argentino que cumplirá 36 años el 24 de junio.
A la bronca de los hinchas franceses por el dinero invertido y los magros resultados deportivos con dos eliminaciones consecutivas en octavos de final de la Champions League, se sumaría el deseo de la familia de Messi de regresar al calor de los sentimientos anclados en Barcelona.
Un incentivo más frío pero no menos interesante es el dinero. Y en Arabia Saudita eso sobra. Si el Al-Nasrr se llevó a Cristiano Ronaldo por 200 millones de dólares anuales luego del Mundial de Qatar 2022, su clásico rival, el Al-Hilal, no quiere quedarse atrás y le ofreció a Messi un contrato de 400 millones de dólares por un año. Al menos así lo informó el periodista especializado en el mercado de pases Fabrizio Romano.
Sin embargo, parece que en la balanza de “la Pulga” pesaría más que el fajo de billetes la posibilidad de volver a jugar una Champions con la camiseta “blaugrana” y bajo el mando de su amigo y ahora director técnico Xavi, quien lleva al Barcelona derecho a su primer título de Liga en cuatro años.