El acusado por el intento de asesinato de Cristina Kirchner, Fernando Sabag Montiel, se negó nuevamente a prestar declaración indagatoria este martes en la causa que investiga ese hecho ocurrido el pasado jueves 1° en la puerta del departamento de la vicepresidenta en el barrio de Recoleta.

Sin embargo, aseguró que su pareja, Brenda Uliarte, que fue detenida el lunes, “no tuvo nada que ver” con su decisión de gatillar dos veces su pistola Bersa 32 en la cara de CFK, que fue secuestrada en el lugar y se comprobó que tiene rastros de su ADN.

La joven de 23 años declaró después y aseguró que no estuvo vinculada al hecho, a pesar de que se conocieron imágenes que la muestran al lado de su novio en el momento del ataque, y que se aleja del lugar cuando es detenido.

Sabag Montiel y su pareja volvieron a ser alojados en una dependencia de la Policía de Seguridad Aeroportuaria cerca de la medianoche.

En paralelo se difundieron una fotos extraídas de la tarjeta SIM del celular de Uliarte en la que ambos, por separado, posan exhibiendo la pistola secuestrada. La mujer, además, había declarado a la prensa que no veía a su novio desde dos días antes del intento de magnicidio, lo que fue desmentido por los videos de las cámaras de seguridad de Uruguay y Juncal.

Sabag Montiel, por su parte, volvió a negarse a prestar declaración indagatoria, al igual que el pasado viernes, y escuchó la ampliación de las acusaciones en su contra, basadas en nueva prueba documental y testimonial.

El hombre de nacionalidad brasilera y naturalizado argentino, de 35 años de edad, está imputado por homicidio agravado en grado de tentativa.

La jueza tendría acreditado que, alrededor de las 21 del jueves 1° de septiembre, logró acercarse hasta centímetros de la Vicepresidenta cuando ella regresaba luego de su actividad en el Senado, le apuntó con un arma cargada y gatilló dos veces a treinta centímetros de su cara.

Durante el peritaje realizado a la pistola quedó comprobado que funcionaba correctamente y que si no se disparó fue porque no se había activado la corredera, con lo cual no había balas en la recamara, el último paso antes de abrir fuego.

Resta determinar si esto fue producto de una decisión del atacante o un error por desconocimiento en la manipulación del arma.

Además, como resultado de los allanamientos realizados en los domicilios de los únicos imputados hasta el momento surgió una nueva acusación, por falsificación de dos certificados de discapacidad de la municipalidad de Quilmes.