Los emergentes y una batalla crucial en el G-20 mientras Obama se defiende y les pide a todos que “hagan su parte”

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China y Brasil lideran a los países que apuntan contra Estados Unidos, pero en el Primer Mundo los europeos no bajan el tono. Mañana comienza la cumbre más conflictiva de los últimos años en medio de una “guerra de divisas” que no cede.

Seúl, Corea del Sur (Enviado Especial de Gaceta Mercantil).- Los brasileños le pusieron nombre a la “guerra de divisas” y, según todo indica, de los países emergentes como Brasil o, incluso, China, vendrá la nueva ofensiva contra los países centrales en el marco de la cumbre de presidentes y jefes de Estado del Grupo de los Veinte (G-20) que se celebra en la capital surcoreana. 

Esto se desprende de las discusiones que hoy se están dando en Seúl hacia adentro de los bloques regionales, según pudo constatar Gaceta Mercantil en los pasillos del “forum” donde mañana, jueves, comenzará este encuentro crucial para la marcha de la economía mundial.

Si en la cumbre de Toronto el desacuerdo fue por la forma de salir de la crisis económica, aquí en Seúl  todo indica que la manzana de la discordia del G-20 serán los tipos de cambio. Y, como anticipamos, por ahora no parece que vaya haber, una vez más, un punto de encuentro o acuerdo.

A 24 horas del comienzo de la cumbre de las 19 principales economías industrializadas y emergentes, más la Unión Europea (UE), los frentes entre el Viejo Continente y Estados Unidos volvieron a endurecerse, pero esta vez los latinoamericanos se ubicaron más cerca de la Bruselas que de Washington, a diferencia de lo que pasó en la anterior cita en Toronto cuando se debatía la necesidad de seguir con los programas de estímulo o comenzar con el recorte del déficit.

Que la cuestión de la “guerra de divisas” será clave en la cumbre quedó ratificado hoy miércoles por el propio presidente Barack Obama, quien apenas llegó a Seúl hizo circular una carta dirigida a los otros líderes del G-20 en la que los llama a actuar para impedir la depreciación competitiva en la que desde hace semanas están enfrascados varios países.

Sin embargo, en ese texto Obama no cede nada él mismo con respecto a la política de su propia Reserva Federal (FED), que anunció una inyección de 600.000 millones de dólares en los próximos ocho meses con el fin de reactivar su economia vendiéndoles a los bancos bonos del Tesoro por ese monto. Claro, lo hará emitiendo dinero.

“Una fuerte recuperación que crea empleo, ingresos y consumo es la contribución más importante que puede hacer Estados Unidos a la recuperación global”, asegura Obama en su carta, defendiendo así la decisión de la FED de la semana pasada.

La medida fue criticada por la UE y por China, ya que provocó una nueva depreciación del dólar, lo que perjudica a las exportaciones europeas y chinas. “La fortaleza del dólar se basa en definitiva en la fortaleza fundamental de la economía estadounidense”, se defendió el ocupante de la Casa Blanca.

La defensa parece necesaria porque hoy mismo se enfrentó a nuevas críticas procedentes desde Alemania. La canciller Angela Merkel afirmó antes de viajar a Seúl que “nadie puede tener interés en crear nuevas burbujas, sino que todos tienen que ver que esta vez el crecimiento sea más sostenible y duradero en la economía mundial que lo que vivimos hace años”.

Hace unos días, su ministro de Economía, Wolfgang Schäuble, ya había declarado que consideraba “desorientados” a los estadounidenses. Sin embargo, hoy destacó que no quiere conflictos en la cumbre, y que se hará “todo lo que se pueda” para ayudar a Washington “en su difícil camino”.

Obama insiste en la necesidad de combatir los desequilibrios mundiales en el balance de cuenta corriente, es decir, en el hecho de que en el mundo hay países centrados en la exportación con grandes superávit, como Alemania y China, mientras que otros suman una montaña de deudas, como Estados Unidos. Sin embargo, no retoma una propuesta anterior de su país de poner un límite del 4% a los superávit o déficit, que fue rechazada por el resto de miembros del G-20.

El presidente Obama les pidió a todos “que hagan su parte”. Como un rayo de esperanza en el camino del entendimiento, subraya, eso sí, que su país se comprometerá con la consolidación fiscal. Ésta será “consistente con nuestro compromiso frente al G-20 de estabilizar nuestra deuda del sector público”, aunque advierte que se hará “en cuanto se fortalezca la recuperación”, algo por el momento sin fecha precisa.

“Así como Estados Unidos cambió tanto, así tienen que hacerlo aquellas economías que se han basado en las exportaciones para compensar la debilidad en su demanda interna”, sentenció Obama, pasándole la pelota sobre todo a China, aunque también a otros emergentes como Brasil, y por supuesto a Alemania con su motor exportador.

“Ningún país puede alcanzar nuestro objetivo común de una recuperación fuerte, sustentable y equilibrada por sí solo”, aubrayó.

El propio presidente brasileño, Luiz Inacio Lula da Silva, le bajó el tono a las críticas el lunes de cara a una cumbre más diplomática, que estará rodeada de las mayores medidas de seguridad en la historia de la policía de Corea del Sur, con 60.000 policías y soldados.

No obstante, su ministro de Economía, Guido Mantega, es uno de los más fuertes críticos de la posición de Estados Unidos.

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