Se trata de la tercera vez en la historia en la que Washington se ve obligado a movilizar temporalmente aeronaves comerciales para el servicio militar.
El Pentágono activó este domingo su Flota Aérea de Reserva Civil (CRAF, por sus siglas en inglés) por tercera vez en la historia con el fin de agilitar la evacuación de ciudadanos estadounidenses y de países aliados de Afganistán, mientras que los talibanes culpan a EEUU por el caos desatado en el aeropuerto de Kabul, que ha provocado aglomeraciones mortales.
Los talibanes, que tomaron el control del país sudasiático hace una semana, culparon a Washington de la caótica evacuación. “Estados Unidos, con todo su poder e instalaciones, no ha logrado poner orden en el aeropuerto”, señaló el líder del movimiento, Amir Khan Muttaqi, quien contrastó esa realidad con “la calma y paz” que supuestamente existe en las zonas del resto del país controladas por los insurgentes. “Solo hay caos en el aeropuerto de Kabul”, afirmó.
La acusación de los talibanes se produce poco después de que ocurriera una estampida el sábado fuera del aeródromo en la que al menos siete civiles que intentaron ingresar a la terminal murieron aplastados o asfixiados, según el ministerio de Defensa británico.
En medio de estas trágicas escenas y en un intento por acelerar las labores de transporte, el Pentágono anunció la activación de la primera etapa de su Flota Aérea de Reserva Civil, un mecanismo raramente utilizado.
Un total de 18 aviones de aerolíneas comerciales no volarán directo a Kabul sino que recogerán a las personas evacuadas de “refugios temporales seguros y bases provisorias”. Y las labores de transporte desde la capital afgana continuarán con aeronaves de la Fuerza Aérea estadounidense.
El departamento de Defensa confirmó que es la tercera vez que se activa la CRAF, que fue creada en 1952 a raíz del puente aéreo de Berlín posterior a la Segunda Guerra Mundial y se utilizó dos veces antes: durante la Guerra del Golfo de 2001 y en la invasión de Irak en 2003.
El pasado domingo, los talibanes tomaron Kabul y dieron por finalizada su ofensiva por todo Afganistán, mientras el presidente Ashraf Ghani renunciaba a su cargo y abandonaba el país.
Ante la llegada de los insurgentes a la ciudad, miles de personas se apresuraron a salir del país y el aeropuerto de la capital se convirtió en escenario de estampidas y enfrentamientos.
De hecho, este domingo se registró un tiroteo en el que un miembro de las fuerzas de seguridad afganas murió y otros tres resultaron heridos pero que también involucró a las fuerzas estadounidenses y alemanas.