En tono de campaña, Trump avaló la paz entre Israel, Bahrein y los Emiratos

Fecha:

Compartir

“Estamos aquí para cambiar el rumbo de la historia”, proclamó el presidente de EEUU antes de la firma del acuerdo en la Casa Blanca.

“Estamos aquí para cambiar el rumbo de la historia”, proclamó el presidente de EEUU, Donald Trump, este martes poco antes de la firma en la propia Casa Blanca de los acuerdos de paz entre Israel y dos de sus vecinos árabes, con los que se normalizan relaciones, alabados por sus signatarios en inglés, hebreo y árabe.

“Habrá paz en Oriente Medio”, vaticinó Trump, que presentó los llamados “pactos de Abraham” como “un nuevo amanecer para Oriente Medio”.

Aunque recibidos con escepticismo por veteranos analistas y especialistas en la región, los acuerdos entre Israel y Emiratos Árabes Unidos por un lado y, por otro, con Bahréin, suponen un cambio de paradigma, un realineamiento estratégico histórico impulsado por su oposición común a Irán, su archienemigo chiíta; el progresivo repliegue de Washington de la región; el agotamiento tras décadas de conflictos y, finalmente,
la soledad de los palestinos, que acusan de traición a sus vecinos árabes.

“En 72 años sólo se habían firmado dos acuerdos, nosotros en un mes hemos conseguido dos más”, se felicitó Trump desde uno de los balcones de la Casa Blanca, equiparando en relevancia estos últimos pactos con los que en 1978 y en 1994 sellaron la paz de Israel con Egipto y Jordania, hasta ahora los únicos países árabes con los que mantenía relaciones diplomáticas.

Siguiendo con el tono triunfal de campaña que caracterizó el evento, el mandatario dio por roto “el vicioso ciclo de terror que existe en la zona” y vaticinó que muy pronto “cinco o seis países” más del Golfo se sumarán a los acuerdos.

También los palestinos y los iraníes lo harán “cuando llegue el momento”, aventuró. “Quieren hacerlo”, aseguró de esos dos países, aunque no lo harán antes de las elecciones presidenciales estadounidenses del próximo 3 de noviembre, aseguró Trump, exultante al poder apuntarse un improbable éxito diplomático a sólo siete semanas de las elecciones presidenciales, un gesto a la derecha evangélica proisraelí.

Los acuerdos entre el Estado hebreo y las dos monarquías suníes del Golfo hacen oficiales las relaciones económicas y comerciales que, de facto, ya mantenían desde hace dos décadas, pero rompen con el tabú histórico de no hacer tratos con Israel hasta que no llegara a un acuerdo de paz con los palestinos.

La eventual participación de Arabia Saudí, que dio su visto bueno en las sombras a los acuerdos pero se mantiene al margen, dispararía su relevancia histórica por las implicancias que tendría para Siria, Líbano e Irán.

“Algunos dicen que hemos llegado a estos acuerdos por la puerta de atrás. A mí me gusta más decir que hemos tomado la puerta más inteligente”, comentó Trump antes de que el primer ministro de Israel, Benyamin Netanyahu, el ministro de Exteriores de los Emiratos, Abdulá bin Zayed al Nahyan, y su homólogo de Bahréin, Abdulatif bin Rashid al Zayani, firmaran sus respectivos acuerdos bilaterales y un tercer documento que compromete a las cuatro partes a trabajar por su éxito y la prosperidad regional.

Realineamiento histórico. Como sugirió Trump, los pactos son un efecto colateral de la fallida propuesta de paz presentada en enero por la Casa Blanca a israelíes y palestinos.

La oferta de Washington reforzó la sensación de aislamiento de estos últimos, que se han negado a aceptar la ayuda económica que les ofrece la Administración Trump a cambio de aceptar la actual situación sobre el terreno, además de las principales demandas hebreas.

Trump criticó ayer a los líderes palestinos por haberse mostrado “desagradecidos” ante todo el dinero que Estados Unidos ha invertido en el país. “Nunca nos trataron bien ni decían cosas buenas de nosotros. Nadie lo había hecho antes, pero yo simplemente dejé de pagar”, afirmó Trump en defensa de su decisión de cortar la financiación al organismo de Naciones Unidas para los refugiados palestinos, que agravó su situación humanitaria.

Netanyahu agradeció el liderazgo de Trump en la negociación de estos pactos, impulsados no obstante por Emiratos, la primera de las dos monarquías del Golfo con las que Israel anunció una nueva entente. Trump “ha estado inequívocamente del lado de Israel” y “contra los tiranos de Teherán”, celebró el primer ministro israelí, que evitó mencionar a los palestinos. Para Netanyahu, la solemne ceremonia en la Casa Blanca fue un respiro ante sus problemas judiciales (está siendo juzgado por corrupción) y las críticas a su gestión de la pandemia en Israel, donde alas puertas del Año Nuevo judío están a punto de iniciar un segundo confinamiento nacional.

Los representantes de los países árabes, por su parte, insistieron en que sus acuerdos con Israel permitirán prosperar a la región y son un nuevo punto de partida para defender las demandas y esperanzas de los palestinos, incluida la solución de los dos Estados.

El ministro emiratí –hermano del líder de facto del país, impulsor del primer acuerdo anunciado el 13 de agosto– agradeció a Natanyahu su decisión de “detener la anexión de los territorios palestinos” en virtud del acuerdo, aunque el premier israelí afirma que la anexión de parte de Cisjordania solo se aplazó y sigue sobre la mesa.

Los detalles de los acuerdos de normalización, a los que Bahréin se sumó el pasado 11 de septiembre, se desconocen. De momento se sabe que permitirán la apertura de embajadas e intercambio de diplomáticos, además de la puesta en marcha de vuelos directos entre los países, lo que fomentará el turismo y facilitará el acceso de los árabes a los sitios sagrados del islam en Jerusalén.

Emiratos confía en que el entendimiento entre israelíes y árabes le facilite la venta de armas de nueva generación de fabricación estadounidense, en concreto los sofisticados aviones de caza F-35 que desea adquirir desde hace tiempo. Algunos analistas temen de hecho que los acuerdos sienten las bases para una nueva carrera de armas en Oriente Medio que alimente conflictos futuros en la región.

“Personalmente, no tendría ningún problema en vender los F-35” a Abu Dabi, dijo ayer Trump preguntado en una entrevista en Fox News a pocas horas de la llegada de sus invitados a la Casa Blanca. Netanyahu, sin embargo, se opone porque alega que minaría la superioridad militar de su país en la región y afirma que incumpliría el acuerdo firmado en el 2008 por Estados Unidos de garantizar que siempre mantiene cierta ventaja armamentística respecto a sus vecinos. “Está en fase de consultas”, pero son “un ejército amigo” y se enfrentan a amenazas reales en la frontera con Irán, ha dicho recientemente Jared Kushner, yerno y asesor del presidente estadounidense.

Jeremy Ben-Ami, presidente del grupo J Street, el lobby judío progresista en Estados Unidos, alternativa al derechista Aipac, celebró el acercamiento entre Israel y los países árabes, pero reclamó que no sean un sustituto a una acción diplomática con los palestinos que tengan en cuenta sus aspiraciones.

Más que una transformación del “paz por territorios” de las negociaciones entre Israel y sus vecinos en un “paz por paz”, como lo plantea Netanyahu, “esto se parece más a un acuerdo de negocios, intereses por intereses”.

Fuente: El País

Compartir

Últimas noticias

Suscribite a Gaceta

Relacionadas
Ver Más

Milei en Davos: igualó a populistas, globalistas y progresistas con los nazis

El mandatario argentino puso en el mismo escalón también a "comunistas, fascistas, socialistas, socialdemócratas, nacional-socialistas, democristanos, keynesianos, neokeynesianos y nacionalistas".

A 100 días del ataque de Hamas: Israel puso fin a la “fase intensiva” de la guerra

Todas los fronteras israelíes con actividad bélica. Situación de los rehenes. Discusión en La Haya.

Argentina, en listado de “alerta de viaje” para ciudadanos israelíes

La medida del Consejo de Seguridad Nacional (CSN) israelí, que se informó en un comunicado oficial del organismo, alcanza a casi toda Europa Occidental y Sudamérica, así como Australia, Rusia, África y Asia Central.

Medio Oriente: la utopía como ilusión

Sin un interés genuino por el bienestar del otro independientemente de su origen, es decir, sin una convivencia pacífica entre hermanos, la conciliación es casi imposible y la situación seguirá cronificándose.