Evo Morales dejó libradas al mercado las nuevas tarifas del transporte. La huelga es en rechazo al alza de hasta 80% en las naftas. El gobierno dice que no va a ceder a las “provocaciones” de grupos “minúsculos”, pero incluso en los lugares donde el presidente tiene mayor adhesión se realizan marchas en contra de las medidas anunciadas. 

Los últimos anuncios del presidente boliviano Evo Morales no alcanzaron a frenar las protestas contra el “gasolinazo”, el aumento de más del 80% en los combustibles anunciado el pasado domingo.

Evo decretó en la noche del miércoles un aumento del salario mínimo del 20%, e incrementó en igual porcentaje los sueldos de maestros, policías, militares y trabajadores de la salud, lo que lejos de calmar los ánimos provocó reacciones de rechazo: “Los nuevos privilegiados”, tituló un diario paceño en alusión a los beneficiados.

El jefe de Estado anunció un seguro agrícola, la compra por el Estado de la soja a precios internacionales, un doble aguinaldo para empleados públicos y un aumento del bono escolar, entre otras medidas para compensar la suba de precios.

El aumento de los combustibles generó una escalada de los precios y una ola de pánico entre los bolivianos, que ayer trataron de sacar su dinero de bancos y mutuales ante el rumor de que se decretaría un “corralito” bancario como en Argentina, en 2001.

“Algunas empresas tienen la capacidad de asumir el reajuste salarial, otras no, por ello es necesario debatir el asunto para lograr acuerdos y elaborar un reglamento que defina los alcances de los incrementos”, dijo Morales.

Sectores como los mineros se declararon discriminados por el mandatario. En el Norte de Potosí, bastión de Morales, miles de personas salieron a las calles contra el “decreto maldito” y dieron un plazo de tres días para que el gobierno anule los aumentos.

En Oruro las movilizaciones fueron masivas y en la región cocalera del Chapare, donde el liderazgo de Morales es casi unánime, se produjo un bloqueo de transportistas que cortó la ruta troncal Cochabamba-Santa Cruz.

Una movilización de juntas vecinales de la populosa ciudad de El Alto bajó a La Paz contra el “gasolinazo”, en referencia al anuncio del aumento de hasta el 83% en las naftas que hizo el domingo pasado el vicepresidente Alvaro García Linera.

Vecinos de El Alto que participaron de la marcha convocada por la Federación de Juntas Vecinales (Fejuve) atacaron la alcaldía de esa ciudad, que es dirigida por Edgar Patana del gobernante Movimiento Al Socialismo (MAS). En Cochabamba hay bloqueos del transporte pesado.

Enardecidos vecinos quemaron las casillas de Vías Bolivia en el Peaje de la Autopista La Paz-El Alto.

Con todo, hoy Morales señaló que él es responsable de la medida que quita el subsidio a los combustibles, y advirtiò que ponía en juego su popularidad a favor de la economía nacional.

Hasta ahora el Estado subvencionaba la nafta y el gasoil manteniendo congelado en 27 dólares el barril de petróleo en el mercado interno.

“Es difícil para mí y es difícil para el Gobierno. Quiero que el pueblo de Bolivia sepa que con esta medida no cuido mi imagen sino la economía nacional. Tantos millones de dólares no pueden irse afuera”, subrayó el mandatario, en alusión a los casi 150 millones de dólares que pierde el Tesoro anualmente por la nafta que se vende de manera ilegal en las fronteras con Argentina, Chile, Perú y Paraguay por las diferencias de precio.

El ministro de Gobierno Sacha Llorenti descalificó a las protestas por ser expresiones de grupos minoritarios. “La protesta es un derecho pero de ahí a caer en provocaciones de pequeños grupos que bloquean e interrumpen el tráfico… nosotros no vamos a caer en las provocaciones. Las ciudades están poco a poco retomando la tranquilidad, hay una relativa normalidad”, aseguró el funcionario.

El clima social se enrareció en Bolivia esta semana. Las tiendas de la estatal de alimentos Emapa decidió abrir las 24 horas frente a las masivas protestas en sus puertas para conseguir arroz, azúcar, aceite y harina a precios más bajos.

El líder del Movimiento sin Miedo (izquierda crítica) y ex alcalde de La Paz Juan del Granado reclamó un referéndum para ratificar o rechazar la medida, una de las más impopulares de la Presidencia de Evo Morales.