Superliga: Y el fútbol, ¿quién lo tiene?

Fecha:

Compartir

Como el “Gran Bonete” de mi infancia, me preguntaba: Y el fútbol, ¿quién lo tiene? Mi hijo me miraba como si estuviera delirando. Después de ver al súper Boca de la semana pasada y al multifacético River Plate, anoche, empatar sin goles por cuarta vez consecutiva, quedé completamente vacío.

Con los años, y desde hace ya bastante tiempo, he aprendido a manejar mi mente. Puedo abrirla y cerrarla cuando quiero.  Esa virtud me salvó ayer de un ataque apopléjico. Frente al televisor puse la mente en blanco, tan blanca como la boina que lucía en los ’40 el astro uruguayo de Boca, el mágico Severino Varela. Cuando lo nombré, con la mirada fija en esa nada que estaba viendo, mi hijo asustado me gritó, para superar mi sordera, “estás gagá, pá”. Y le contesté: para lo que veo prefiero ser gagá. Me atonté mirando adormilado ese ir y venir sin destino de la pelota. Y, entonces, hablando solo, me decía: Relajáte Ricardo, esto ya pasará y mañana lucirán su apostura y su historia los dos íconos del fútbol argentino, River y Boca”. Y mientras tanto ¿qué?

Mientras tanto pienso una vez más: ¿para qué seguir opinando y escribiendo  estas historias? Es indudable que se ha producido, ante nuestros ojos, el vaciamiento del fútbol argentino. El reciente Campeonato Mundial fue una consecuencia de lo que vemos todos los días. Un seleccionado de estrellas queriendo rescatar por obligación el fútbol olvidado.

Tengo que decirlo: nuestros jugadores no saben más jugar al fútbol. Sucesivas camadas durante el siglo actual, influidas por técnicos atados a esquemas inaplicables entre nosotros, han ido borrando del fútbol la belleza del diálogo del hombre con la pelota. Hemos transformado la armonía en violencia, la audacia en complacencia, el juego en un forcejeo lamentable donde se borra la habilidad y surge, tan campante, la trampa, el ataque al adversario, la ceguera futbolística, el maltrato a la pelota. Los jugadores están desconcertados porque han dado un salto al vacío sin mirar, ni entender, cómo es que era esto tan fácil y lo han convertido en una ciénaga que se traga todo.

Como si el diablo se hubiera apoderado de sus mentes, no piensan más, sólo corren cada vez más rápido, usan las manos en todo momento, mienten al referí, al público, a los chicos que buscan angustiados a los ídolos de los cuentos de sus abuelos.

Hemos caído tan bajo que esos muchachos que han hecho del fútbol su profesión, ahora están huérfanos y ni siquiera han tenido maestros que les enseñaran que la pelota es redonda ni cómo funciona ante el impacto. No sé desde cuándo ni por qué han cambiado la manera física de patear al arco. Desaparecieron casi por completo aquellas gloriosas voleas que paralizaban arqueros y se borraron los formidables disparos con el empeine del pie y los perfectos cañonazos con “tres dedos”. En lugar de esta técnica creada por la naturaleza para aprovechar los movimientos de nuestro cuerpo, han incorporado irresolutos impactos con la parte interna del pie, lo que obliga a una torsión de la pierna y un vuelco hacia atrás del cuerpo. Es la manera ideal para rematar por sobre el travesaño. Pero, ¿quién los convence de que tienen que aprender algo, si tienen todo sabido desde que nacen? La soberbia de la ignorancia.

* Periodista emérito

Compartir

Últimas noticias

Suscribite a Gaceta

Relacionadas
Ver Más

Volver al Futuro 2024

*Por Augusto Neve El paso del tiempo nos aqueja. No lo...

No es ignorancia, es odio a España y a su legado: la Hispanidad

Las recientes declaraciones del flamante Ministro de Cultura, el...

El verso y la búsqueda de la felicidad

Vivimos perseguidos por las órdenes e indicaciones que en redes sociales nos muestran cómo debería ser nuestra vida, cuando la realidad parece encerrarnos en otro modelo.

Espiritualidad y vacío

¿Para qué vivir? ¿Por qué elegimos viviendo? ¿Para nada? El rol de la espiritualidad. Y También el de la ciencia y la tecnología.