En el día en que Argentina tiene que ganarle a Croacia para allanar su pase a octavos de final, el recuerdo del partido más polémico de la historia “albiceleste” en Mundiales.

En las horas previas a la presentación de la Selección ante Croacia por la segunda fecha del Grupo D del Mundial de Rusia 2018, todos los hinchas deben estar apelando a las cábalas, los amuletos y las “costumbres” que supuestamente atraen a la suerte y a las “buenas vibras” para enderezar el rumbo de Messi y Cía. en tierras soviéticas.

Los más memoriosos recordarán entonces que, justamente un 21 de junio, pero de 1978, hace exactamente 40 años, Argentina le ganaba 6-0 como local a Perú en el Mundial ’78 y se clasificaba a la final que ganaría cuatro días después.

A cualquier futbolero, decir “el 6-0 a a Perú” lo ubica instantáneamente en aquella fría noche rosarina, en el Gigante de Arroyito, donde se jugó uno de los partidos más recordados de la historia de los Mundiales.

La previa ya había sido polémica: Argentina-Perú y Polonia-Brasil debían jugar a la misma hora. Pero la organización retrasó el horario del encuentro en Rosario para que la Selección supiera de antemano el marcador del otro partido, disputado en Mar del Plata.

Las noticias que llegaban de “La Feliz” no eran nada ídem. El triunfo “verdeamarelho” obligaba al equipo de Menotti a ganar por cuatro goles a Perú para pasar a la final. Sino, Argentina quedaba eliminada de “su” Copa del Mundo.

El cambio de horario inició la cadena de suspicacias. El saludo del dictador Jorge Rafael Videla en la previa al equipo peruano en su propio vestuario sumó otro dato, al menos, curioso. Más si se toma en cuenta que estuvo acompañado del poderoso funcionario estadounidense Henry Kissinger.

Al minuto de juego, el peruano Juan José Muñante se escapó por la derecha y su remate dio en el palo, paralizando los corazones argentinos. El primer tiempo terminó 2-0 para el local, con goles de Mario Kempes y Alberto Tarantini. 

En el comienzo de la segunda parte, la Selección fue una tromba y a los cinco minutos ya ganaba por la diferencia necesaria gracias a otro gol del “Matador” y a uno de Leopoldo Jacinto Luque. René Houseman y otra vez Luque dieron cifras definitivas a la goleada histórica que le dio el pase a la final del Mundial ’78 a la Argentina.

Pero cuando pitó el árbitro comenzó una historia que, hasta hoy, cada tanto sigue escribiendo un nuevo párrafo que alimenta la polémica y no resuelve la discusión.

Primero se acusó al arquero de la selección incaica, Ramón Quiroga, argentino nacionalizado peruano, de haber traicionado a su segunda patria en favor de su bandera natal. 

Después se acusó al defensor Rodulfo Manzo de haber dejado pasar tranquilamente a los delanteros argentinos a cambio de su pase a Vélez Sarsfield. El propio Manzo inició acciones legales contra su ex compañero aquella noche, José Velazquez, por haber diseminado esta versión en los medios.

El famoso barco cargado con 35.000 toneladas de trigo que la Argentina le habría regalado días después del Mundial a Perú a cambio del 6-0 agiganta la leyenda.

Los futbolistas argentinos de aquel plantel recuerdan que meses antes del torneo, la Selección le había ganado 2-1 y 3-1 en sendos amistosos a Perú, pero con una aplastante superioridad en el juego. Y para desterrar las sospechas recuerdan el tiro en el palo de Muñante: si el partido hubiese estado arreglado, el peruano no se hubiera animado a tanto.

Pasaron 40 años y las sombras sobre esa noche siguen latentes. Y no habrá manera de despejarlas. Había que ganar sí o sí. Y se ganó. En un Mundial bajo el manto de la dictadura cívico-militar que, a su manera, lo jugó y lo ganó. Un estigma del que, con el tiempo, los jugadores han podido despegarse. Nadie los tiene como cómplices de aquellos sangrientos militares. Sin embargo, les es más difícil sacarle la etiqueta de “comprado” al partido con Perú. Eso todavía no ocurrió.

La fría estadística, despojada de todo contexto, dice que el 21 de junio de 1978 se le ganó 6-0 a Perú por el Mundial. Hoy hay otro partido por un Mundial. El rival es Croacia. Y con un 1-0 alcanza. Que los duendes de Kempes, Luque, Tarantini y Houseman, los goleadores de aquel encuentro, le den una mano a Messi hoy en Nizhny Novgorod.