“Hemos sido víctimas de un ingreso ilegal a nuestras computadoras”, afirmó la secretaria de Estado norteamericana en conferencia de prensa tras la divulgación de unos 250 mil documentos reservados del Departamento de Estado. Dijo que se “pone en riesgo la seguridad” de EE.UU.
La secretaria de Estado norteamericana, Hillary Clinton, advirtió hoy que con la filtración de unos 250 mil mensajes reservados del Departamento de Estado “pone en riesgo la seguridad del país” y aseguró que se trata de “conversaciones privadas que no deben ser publicadas”.
“Estas revelaciones no son un ataque a la política exterior de Estados Unidos. Son un ataque contra la comunidad internacional”, lanzó la funcionaria.
Clinton aseveró además que la administración Obama fue “víctima de un ingreso ilegal” a sus computadoras.
“Las personas de buena fe entienden la importancia de información diplomática sensible”, sostuvo, y advirtió que “las personas confían en la comunicación confidencial mientras hacen su trabajo”.
Los diplomáticos estadounidenses “hacen el trabajo que se espera que hagan” y “no sólo benefician a Estados Unidos sino a millones de personas en todo el mundo”, añadió.
Más temprano, el portavoz de la Casa Blanca, Robert Gibbs, condenó “enérgicamente la divulgación no autorizada de los documentos clasificados y de información sensible para la seguridad nacional” a través de un comunicado.
El documento agrega que el material “no es una expresión política”, según informa la agencia de noticias Europa Press.
El sitio web WikiLeaks reveló ayer 250.000 documentos secretos de las embajadas estadounidenses en el mundo, en lo que se considera la mayor filtración de este tipo en la historia de los Estados Unidos y que coloca a Washington en una incómoda situación frente al resto de los países.
Los archivos fueron entregados por WikiLeaks a los diarios “El País” (España), “The Guardian” (Reino Unido), “Der Spiegel” (Alemania) y “Le Monde” (Francia), que fueron los encargados de hacerlos públicos.
Entre las principales revelaciones de los datos que mandó investigar el Departamento de Estado –tanto su actual titular, Hillary Clinton, como su antecesora republicana Condoleeza Rice– se encuentran comprometidas definiciones sobre líderes mundiales aliados o enfrentados a los Estados Unidos.
Así, hay cuestionamientos políticos o personales a los primeros ministros británico e italiano, David Cameron y Silvio Berlusconi; a la canciller alemana Angela Merkel; y a los presidentes chino y francés, Hu Jintao y Nicolás Sarkozy.
También son víctimas de los documentos los mandatarios afgano y paquistaní; el titular de la ONU, Ban Ki Moon; el premier turco, Recep Taryp Erdogan; y los presidentes iraní y venezolano, Mahmoud Ahmadinejad y Hugo Chávez, entre otros.
Por estas razones, la Casa Blanca advirtió que las revelaciones “podrían comprometer las conversaciones privadas con gobiernos extranjeros y líderes de la oposición”, teniendo así “un profundo impacto, no sólo en los intereses de la política exterior de los Estados Unidos, también en los de nuestros aliados y amigos en todo el mundo”.
Asegura que tendrán también un impacto negativo en la seguridad de sus “diplomáticos, profesionales de Inteligencia y personas de todo el mundo que han venido a Estados Unidos a promover la democracia y la apertura de los gobiernos”, así como “de quienes viven en regímenes opresivos e intentan crear sociedades más libres y abiertas”.
En este contexto, Washington considera que “esta acción imprudente” atenta contra el compromiso del presidente, Barack Obama, con “un Gobierno responsable, consecuente y abierto”.