El rugbier Máximo Thomsen, uno de los ocho acusados de asesinar a Fernando Báez Sosa el 18 de enero de 2020 a la salida de un boliche en Villa Gesell, habló este lunes por primera vez en el juicio que se lleva a cabo los tribunales de Dolores contra el grupo que agarró a la víctima a piñas y patadas y declaró ante los jueces: “Pido disculpas. Jamás se me hubiese ocurrido tener intensiones de matar a alguien”.

“Es algo que nunca en la vida hubiese buscado. Jamás en la vida hubiese sido mi intención. Quería hoy en este lugar dar la realidad de lo que pasó eso día, esa noche”, inició su declaración Thomsen, uno de los acusados más complicados por los relatos de los testigos presenciales de la golpiza a Báez Sosa luego de las dos primeras semanas de juicio.

Después de relatar que estaban “mamados” cuando fueron sacados del boliche Le Brique por los patovicas tras un cruce con Báez Sosa y sus amigos por un vaso derramado, Thomsen dio su versión de lo ocurrido en la vereda y que terminó con Fernando, de 18 años, muerto.

“Miré para el costado y vi que un amigo estaba en medio de un grupo de gente que no conocía, como que se iban a enfrentar. Cuando llego a la ronda de chicos siento un golpe a la cara. Empecé a defenderme. Tiré una o dos patadas, sin ver a qué o a quien”, declaró Thomsen al describir una escena diferente a las que hasta ahora se vieron en los videos utilizados como prueba por la fiscalía y la querella.

“Dicen que yo organicé, que soy el líder, y yo me metí a pelear porque era una persona contra muchos”, insistió.

“Era una ronda y mi amigo, un amigo me tocó y me dijo basta. Y ahí vi que ya nadie estaba golpeando, me di la vuelta para ver que venían mis amigos y me fui”, contó sobre el final del ataque.

Cuando el fiscal le preguntó si le había pegado a Báez Sosa, se limitó a responder: “No recuerdo a quien le pegué ni cómo. En el momento estaba como en shock con todo lo que había pasado antes y entré en esa situación”.

Sobre cuándo se enteró de que Fernando había muerto, respondió: “Al otro día supe lo que había pasado. Cuando estábamos todo en el piso (la policía) nos dice: ‘¿Ustedes saben por qué están acá? Ustedes mataron un pibe’. Ahí me empezó a dar vueltas todo en la cabeza y me puse a vomitar, pero yo hasta el día siguiente no lo creía, mi cabeza no lo podía procesar porque yo no lo entendía”.