El nómade digital se ha convertido en un personaje emblemático de la era moderna del trabajo remoto.
El término suele evocar la imagen de un escritor profesional o un trabajador tecnológico con una computadora, deambulando por las calles de una pintoresca ciudad extranjera o tecleando en un café frente al mar.
Tanto los datos de los expertos como las anécdotas demuestran que el número de nómadas digitales ha ido creciendo en los últimos años, con un enorme repunte tras la pandemia de covid-19.
Sin embargo, un número cada vez mayor de trabajadores que han probado el estilo de vida nómada informan de que, detrás de los posts de Instagram llenos de pasión por los viajes y los blogs rebosantes de optimismo, la realidad de esta forma de vida no siempre es tan glamorosa.