La presidenta de AYSA, Malena Galmarini, aseguró este miércoles que la segmentación, en el caso del servicio de distribución de agua potable y cloacas, “no es un aumento de tarifas, es una redistribución de subsidios”. Y expuso el caso de tres propiedades lujosas, dos en la Capital y otra en la zona norte del Gran Buenos Aires, para ejemplificar “la distorsión” del esquema tarifario vigente.
La funcionaria ejemplificó con el monto de las facturas, lo cual ilustra desde su óptica “cómo necesitamos cambiar, segmentar de verdad, para que quienes más tienen y más pueden acompañen a quienes menos tienen y menos pueden”, argumentó.
Desde la oposición y algunos medios cuestionaron la presentación de la funcionaria y en las redes se la calificó de “discriminadora”. Incluso hubo usuarios de Twitter que consideraron que el gobierno de Alberto Fernández es “comunista” y “anti ricos” por la señalización de la esposa del ministro de Economía, Sergio Massa. Pero las principales críticas fueron por la negativa a considerar un “tarifazo” el aumento en las facturas del servicio de agua potable y cloacas.
Galmarini puso el foco en el tradicional edificio Kavanagh, que fue inaugurado el 2 de enero de 1936 con 113 unidades funcionales cuyas facturas promedio, hoy, orillan los 2.000 pesos.
En una situación similar se encontraría el edificio Chateau de la avenida Libertador, que también fue mencionado ya que sus 157 departamentos pagan facturas promedio de 3.936 pesos.
Por último, para respaldar su presentación, Galmarini sumó el caso de una lujosa vivienda que ocupa el terreno de una manzana en la localidad de San Isidro, que paga 13.610 pesos mensuales por el servicio de agua.
Aunque no la identificó, en las redes florecieron las especulaciones sobre que podría tratarse de la mansión que perteneciera a la ya fallecida accionista de Clarín Ernestina Herrera de Noble.
“Estos son datos sacados de la factura, no es más o menos. Muestran cómo necesitamos cambiar, segmentar de verdad, para que quienes más tienen y más pueden acompañen a quienes menos tienen y menos pueden”, justificó Galmarini, quien asimismo aprovechó para denunciar los “tarifazos” de la gestión de Cambiemos.
“Argentina y Aysa no escapan a los tarifazos del gobierno anterior. Cada vez que se aumentaron de manera desmedida las tarifas energéticas nos impactó fuertemente. Nuestro segundo insumo es la electricidad y somos uno de los consumidores más importantes de Argentina”, remarcó.
Segmentación “progresiva y paulatina”. Según la titular de Aysa, la aplicación del nuevo esquema basado en la reducción diferenciada de subsidios será “progresiva y paulatina para algunos de los usuarios”.
Al tomar como referencia la factura promedio de los usuarios de la empresa, en octubre próximo pagarían $752 y $1.765 en junio del año próximo.
Otro de los ejes cuestionados por Galmarini se refirió al régimen de servicio “libre”, sin topes, vigente en Argentina: “Una familia tipo consume 1.300 litros por día (y está) en el segundo lugar de los países que más consumen. Un usuario de Aysa paga apenas el 36% de lo que cuesta producir un litro de agua, el resto es subsidio”, explicó.
“El subsidio hoy es recibido por todos de manera homogénea, reciben lo mismo los más ricos y los más pobres”, señaló, además de aclarar que para lograr una tarifa de equilibrio sería necesario un aumento del 400%.
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