Por Ezequiel Kopel *
Mahsa Amini salió el lunes 13 de septiembre de su casa en la ciudad kurda de Saghez (en Irán) y nunca más volvió. La primera información que se tuvo de ella es que se encontraba en un hospital conectada a un respirador. Pero después de tres días de permanecer internada fue declarada muerta.
A partir de ese momento comenzó una saga en la que la familia y amigos de Mahsa acusaron a la Gasht-e Ershad (Patrullas de la Moral, un ente de las fuerzas de seguridad iraníes dedicado a velar por el cumplimiento de las normas islámicas de pudor) de haberla golpeado reiteradamente cuando la arrestaron por no llevar bien colocado el velo islámico que debía cubrir su cabello.
La policía tardó en responder a las acusaciones, pero contestó mostrando un video de Mahsa dentro de la estación de policía donde se ve a la iraní de origen kurdo (su verdadero nombre era Zhina, pero las autoridades iraníes acostumbran a resentir todo lo signo de pertenencia kurda por lo que los padres debieron anotarla con el nombre Mahsa) desvanecerse de repente mientras hablaba con una oficial de policía.
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* Desde 2003 trabaja como corresponsal en diversos medios gráficos de Oriente Medio. Es autor de La disputa por el control de Medio Oriente. Desde la caída del Imperio Otomano hasta el surgimiento del Estado Islámico (Eduvim, Buenos Aires, 2016).