Lo que era de prever, sucedió. A medida que la campaña avanzaba para las elecciones primarias de octubre próximo y desde la oposición como líder de Vente Venezuela, María Corina Machado concentraba adhesiones y multitudes en cada acto que realizaba, el régimen dictatorial de Nicolás Maduro se acercaba a reflotar una medida ya utilizada contra otros dirigentes antichavistas y que finalmente este fin de semana decidió sacar a la cancha: la proscribió e inhabilitó por 15 años, como cuando hace siete años se le vedaba cualquier posibilidad de postularse a cargos electivos y se vulneró su condición de entonces diputada.

Esta situación es algo que ya había sucedido con Leopoldo López, el dirigente máximo de Voluntad Popular en 2012, luego encarcelado en 2014, y preso durante siete años, hasta su exilio con su familia en España, al igual que Antonio Ledesma, exalcalde de Caracas, quien también sufrió prisión hasta poder escapar a Madrid. Igualmente están vedados Henrique Capriles, de Primero Justicia, y Juan Guaidó, de Voluntad Popular, hoy en el exilio en Estados Unidos. La lista es extensa y continua, con diputados y dirigentes opositores que sufrieron cárcel o que debieron huir al extranjero para escapar de las garras del chavismo.

María Corina Machado había alcanzado -según encuestas independientes- una intención de voto del 57%, duplicando al segundo de las listas opositoras, movilizando multitudes, incluidos exvotantes chavistas decepcionados con el fracaso en todos los órdenes del gobierno eterno de Maduro, que ha llevado a que más de 7 millones de venezolanos emigren, superando todo éxodo, incluido el posterior a la guerra en Siria.

Los que anunciaban su voto por Machado vieron en esta mujer fuerte, de convicciones sólidas y coraje personal, la esperanza posible y el canal para manifestar su rechazo a la miseria a la que los condenó un gobierno fracasado; algo que la dictadura, decidida a perpetuarse en el poder, no podía permitir. La prohibición que pesa sobre Machado para poder salir de Venezuela terminó siendo un bumerang para el gobierno, ya que le dio la posibilidad de ser la voz de los descontentos y una amenaza pública internacional para el totalitario poder instalado hace más de veinte años.

La primera reacción de Machado, fiel reflejo de sí misma, fue sostener que se presentará a las elecciones primarias al sostener que la lucha “es hasta el final”, aún sabiendo que no podrá competir en las generales de 2024 contra Nicolás Maduro o ante quien designe la oligarquía bolivariana, hoy con pujas internas fuertes entre los capitostes del poder. Como ella lo sostuvo en un mitin, luego de conocer su proscripción, lo que está en juego” no son unos votos, sino la libertad de un pueblo”.

Reacciones mundiales

El peor resultado para el gobierno venezolano es que una vez más ha salido a la luz su vocación despótica, que sin duda no lo tumba pero le acarrea un nuevo descalabro internacional, algo que Maduro -con paciencia- busca evitar mientras juega al ablandamiento de las sanciones que pesan sobre él y su gobierno.

La OEA, el Departamento de Estado de los Estados Unidos (siempre con una laxa posición), y hasta el inefable presidente de Colombia, Gustavo Petro, quizás en defensa propia frente al torbellino que aqueja a su gobierno, condenaron la inhabilitación de Machado; al igual que el presidente de Polonia, Andrzej Duda, quien se expresó en duros términos. En España, el gobierno socialcomunista no ha emitido sonido alguno, justo cuando Pedro Sánchez ocupa la presidencia transitoria y rotativa de la Unión Europea. Y más aún cuando le esperan el próximo día 23 de julio elecciones generales por él adelantadas ante la derrota sufrida el pasado 28 de mayo en las municipales. El vicepresidente del Grupo Popular Europeo, el eurodiputado por el PP, Esteban González Pons, solicitará en el pleno del parlamento Europeo a realizarse el 15 de julio que se le retire la invitación a Maduro para asistir a la cumbre de la UE-CELAC, agregando que si “Maduro se presentara en Bruselas debería ser detenido y puesto a disposición del tribunal Penal Internacional”, donde se le acumulan denuncias constatables y testimonios de crímenes contra los Derechos Humanos, vinculación con el narcotráfico, entre otras lindezas.

Sin lugar a dudas que esta postura, quizás con un pedido de mayores sanciones, será apoyada por el Grupo de Conservadores Reformistas Europeos, entre los que destaca junto a eurodiputados conservadores de distintas fuerzas políticas de muchos países donde son gobierno (Polonia, Hungría e Italia, entre otros) el incansable batallador Hermann Terstch, de VOX, la hoy tercera fuerza nacional española. Valga resaltar que la fuerza que lidera Santiago Abascal ha sido la más frontal opositora a las dictaduras de izquierda y para dictaduras progresistas de Hispanoamérica, tanto desde la Carta de Madrid, el Foro Madrid y la Fundación Disenso, enfrentando siempre a las políticas diseñadas por el Grupo de Puebla y el Foro de San Pablo, en defensa de la libertad, denunciando los atropellos cometidos por los gobiernos del socialismo del siglo XXI contra opositores, incluidos religiosos, ya sea en Bolivia, Cuba, Nicaragua, entre otros, y desde ya en Venezuela.

Como lo ha expresado Machado en muchos reportajes, cuenta con muchos amigos y apoyos tanto en el Partido Popular como en VOX. Sin duda una voz que se escuchará con atención en el pleno del próximo Parlamento Europeo será la del eurodiputado por el PP Leopoldo López Gil, padre del dirigente de Voluntad Popular, quien a su vez integra la Comisión de Derechos Humanos del Parlamento Europeo, un genuino luchador por la libertad de su país.

Se presenta así una situación incómoda para Pedro Sánchez y el PSOE que cogobierna con los etarras de Bildu, los comunistas de Unidas Podemos y Sumar, más los separatistas. Muchas de estas fuerzas nunca callan su apoyo a Maduro, que en el caso de los podemitas aún deben rendir cuentas ante la justicia española por el financiamiento recibido, en su momento, por Hugo Chávez y Evo Morales. Situación molesta para Sánchez, pero siendo como es, mañana si en sus cálculos le resulta provechoso, puede convertirse de la noche a la mañana en un heraldo de la defensa de los derechos de María Corina Machado.

Lula, un nuevo blanqueador de Maduro a nivel internacional

Luiz Inácio Lula da Silva, fundador en los ’90 junto a Fidel Castro del Foro de San Pablo, hoy nuevamente presidente del Brasil, ha inaugurado hace pocos días en Brasilia un nuevo cónclave del mencionado Foro, con la presencia de delegaciones de toda la izquierda y el “progresismo” de Hispanoamérica, más el marxista senador demócrata estadounidense Bernie Sanders, más la presencia de Rusia Unida, el oficialismo que dirige Vladimir Putin, y una comitiva numerosa del PC chino.

En recientes declaraciones, Lula condenó lo que el considera la “intervención extranjera en Venezuela” (sic), a saber: la presión internacional para lograr elecciones libres y transparentes; y la libertad de los presos políticos, sometidos a torturas y persecución de opositores, denunciados por testigos del propio chavismo, por innumerables testimonios recabados por organismos internacionales de derechos Humanos, libertad de prensa, etc., etc. A esto califica Lula de intromisión extranjera y no a la presencia en suelo venezolano de asesores cubanos, incluidos de la inteligencia del G2; el Grupo Wagner, que como se supo integraron su custodia personal durante un tiempo, quizás como contraprestación de los acuerdos petroleros con Moscú, o la extracción del oro por parte de Rusia y China; como los acuerdos con la teocracia iraní. Desde que asumió la presidencia, con algarabía de sus pares del Grupo de Puebla (del cual Alberto Fernández y Andrés Manuel López Obrador, de México, fueron fundadores), del Foro de San Pablo y toda la izquierda progresista estadounidense y europea, en particular la española -desde el PSOE hasta Unidas Podemos-, no ha descansado en expresar su voluntad de recrear el fenecido UNASUR (nacido de la mano de Hugo Chávez, él mismo, Rafael Correa, Néstor Kirchner, entre otros próceres de la Patria Grande; lo mejor de cada casa) y que hoy Evo Morales plantea darle una vuelta de tuerca más, rebautizándola RUNASUR, una suerte de Confederación Indigenista Sudamericana, pringada de populismo, neomarxismo y relato o memoria histórica.

Así, Lula se suma a la lista internacional de blanqueadores y voceros de Maduro y su dictadura, como los españoles José Luis Rodríguez Zapatero, el prevaricador exjuez Baltazar Garzón y el colombiano Ernesto Samper, más el gobierno argentino, los sectores ultras de Frente Amplio uruguayo, y sigue la lista. Ya ha logrado que la justicia inhabilite a Jair Bolsonaro por 8 años a presentarse como candidato, siguiendo con la práctica de Maduro con Machado o como Daniel Ortega en su versión mas grotesca y brutal: la proscripción, apresamiento y luego expulsión del país de siete candidatos opositores en Nicaragua.

Lo que sorprende es que en la Argentina, no digo el kirchnerismo ni la izquierda que es lógico que hayan visto con alegría el retorno de Lula, sino muchos del autodefinido centro, hoy integrantes de Juntos por el Cambio (mejor definirlos como el centro de la nada) vieran y sostuvieran que el líder del PT brasilero representaba un centro izquierda moderado. El haber estado desde un principio al lado de los venezolanos que clamaban libertad me permite esta crítica, que augura un nuevo fracaso de lo políticamente correcto, del centrismo vacío de ideas y firmeza.

María Corina Machado demostró lo contrario. Una vez más hizo gala sin estridencias de sus convicciones, su coraje cívico y personal, aún a riesgo de su persona, frente a un amoral, corrupto y despótico régimen. Que la mayor cantidad de voces a nivel mundial se multipliquen en su defensa es la única posibilidad para proteger a esta mujer-coraje venezolana, comprometida con la libertad de su pueblo.