“Hasta el último día vamos a estar en veredas opuestas en el plano humano y personal”. Así, Rubén Darío Insúa, director técnico de San Lorenzo, se diferenció del expresidente del club, Marcelo Tinelli, en tal vez la conferencia de prensa más dura de todo el mundo del fútbol argentino en 2022.
El “Gallego”, ídolo “azulgrana” que marcó a fuego una época difícil de la institución, no titubeó para cuestionar al hombre más fuerte en la política y economía sanlorencista de los últimos 15 años. Si no le temblaron las piernas cuando ejecutó el penal decisivo ante El Porvenir que devolvió a San Lorenzo a Primera en 1982, lógicamente no iba a ponerse nervioso para hablar ante micrófonos.
Incluso la conferencia muestra que el exjugador es un hombre de otra época en el fútbol. No fue a la sala de prensa para sentarse delante de un “banner” con publicidades y esperar las preguntas de periodistas que pueden hacer una consulta y deben pasarle el micrófono a otro colega, sin dejar lugar a la repregunta personal.
Con el alambrado de una cancha auxiliar de fondo, apenas terminado el entrenamiento, Insúa enfrentó a la prensa como en los viejos tiempos, cuando los protagonistas salían caminando del vestuario para charlar sin pruritos ni poner a encargados de prensa como escudo para evitar manifestarse públicamente sobre temas espinosos.
Sin risas pero sin gritos, con tono monocorde pero sin cassette, el DT explicó los motivos de su enfrentamiento con Tinelli. Sin una pizca de amiguismo con quienes portaban los micrófonos, algunos de los cuales temblaban el domingo pasado al mencionar el apellido del conductor televisivo luego de que Insúa dijera que “se robó todo”, en un grito a la platea que no sabía que era filmado a traición por un teléfono celular.
“Estoy dispuesto a dirimir la situación en la forma que él elija. Si lo quiere resolver en forma personal que me diga la hora y el día”, agregó Insúa, en una versión más tranquila del mítico “Segurola y Habana” de Maradona a Toresani pero del mismo viejo -y lleno de polvo- manual de “códigos del fútbol” de otra era.
En la otra vereda, Tinelli analiza ir a la Justicia. Evita hablar del tema públicamente y deja trascender sus futuras acciones mediante adláteres con espacio mediático.
El hombre que tras su éxito televisivo llegó como empresario al club de sus amores y fue parte de la dirigencia que alcanzó el logró máximo de la historia -la Copa Libertadores 2014- renunció a la presidencia con la que lo honraron los socios luego de sumir al “Ciclón” en arenas que se pusieron demasiado movedizas entre cheques “voladores” y jugadores que vistieron la casaca azulgrana como aves de paso por Boedo.
“El expresidente que estuvo más de licencia que en funciones”, fue otra frase que eligió Insúa para referirse a Tinelli sin mencionar su apellido. De todas las cosas que dijo (“cobarde”, “no tengo buena opinión como individuo”, “llevo años sin relación con él y no quiero tenerla”) esa es la más fuerte para la vida de San Lorenzo. Cuando la cosa iba mal, Tinelli se licenciaba. Y cuando cambiaban los vientos, volvía.
Insúa pone la cara día a día y con un plantel que perdía, perdía y perdía, ahora realiza una campaña más que digna para evitar que el fantasma del descenso empiece a dar vueltas por el Nuevo Gasómetro. Tinelli, noche a noche, presenta cantantes semi-amateurs en su programa, que tiene el peor rating desde que el “Cabezón” está en la TV argentina.
La vereda de Tinelli es aquella con muchos flashes, dinero que llegó fácil y se fue de la misma manera, refuerzos presentados como rutilantes pero que en la cancha no dieron la talla y problemas en el vestuario que reflejaron el desmanejo que fue el club en su último tiempo como presidente. El profesionalismo que venía de la mano del empresario falló.
La vereda de Insúa es aquella de los “forzosos de Almagro”, que con más esfuerzo que facilidades devolvieron en la década del ’80 a San Lorenzo al lugar que siempre perteneció. Y que se coronó con la calificación de “camboyanos”, aunque el “Gallego” ya no era parte de ese recordado equipo que no ganó ningún título pero igual quedó en la memoria de los hinchas. Porque esos jugadores transpiraban el espíritu de San Lorenzo. El mismo que, ahora como DT, intenta que transpiren los jóvenes de hoy. En ese camino está Insúa. Y es lo que el club necesita.