La mutación de un coronavirus felino ha matado alrededor de 300.000 gatos en Chipre, según Dinos Ayiomamitis, presidente de “Cats PAWS Cyprus”, una asociación civil dedicada al cuidado de estos animales, que viven una superpoblación en ese país, que tiene una población gatuna de poco más de un millón de ejemplares, esencialmente callejeros, que sobrepasaría al número de habitantes de la isla.
La enfermedad se trata de peritonitis infecciosa felina (PIF). Este virus “viene de una mutación del coronavirus intestinal presente en el 90% de los gatos”, que es “altamente contagioso” entre estos felinos, pero que no se transmite a los humanos, explicó el veterinario Kostis Larkou. Los síntomas de este virus son fiebre, hinchazón en el abdomen, debilidad y a veces agresividad.
La historia de amor entre Chipre y los gatos se remonta a mucho tiempo atrás. Es en esta isla donde se halló la prueba más antigua en el mundo de su domesticación, con el descubrimiento de un esqueleto de un gato junto a restos humanos de hace más de 9.000 años.