Los incidentes entre hinchas de Vélez Sarsfield y Talleres de Córdoba que dejaron 70 heridos y 7 internados el miércoles por la noche durante el partido de ida de los cuartos de final de la Libertadores dejaron el clima caldeado para la revancha que se disputará el 10 de agosto en el estadio Mario Alberto Kempes de la provincia mediterránea.
Tras las declaraciones de los presidentes de ambas instituciones quedó claro que no se trató de un grupo de visitantes “infiltrados” en el estadio José Amalfitani de Liniers. A pesar de que Vélez no vendió tickets para público cordobés, las 350 entradas fueron una gentileza de club a club para allegados y familiares de los futbolistas del “Matador”.
Ninguno de esos hinchas de Talleres compró su entrada como “infiltrado”. Eran tickets de protocolo. Había más hinchas de la “T” camuflados en otros sectores del estadio, pero el problema se dio justamente con los que habían sido colocados allí por la dirigencia velezana.
El detonante para los incidentes no fueron los gritos de alientos para los jugadores dirigidos por Pedro Caixinha o la aparición de alguna bandera. El problema fue que entre los 350 visitantes había dos miembros de la barra brava disidente de Talleres. Y la “Pandilla de Liniers” había compartido una cena adelantada antes del partido con los barras “oficiales” de Córdoba. Por lo tanto, el ataque velezano fue para corresponder esa amistad y aleccionar a los “disidentes”.
¿Cómo consiguieron esas dos butacas los miembros de la barra no oficial cordobesa? Los 350 tickets fueros entregados de una dirigencia a otra. Así que no hay mucho para buscar. Pero cuentan en Córdoba que las manos de algún directivo opositor al presidente Andrés Fassi habría deslizado las entradas hacía el lado “incorrecto” de la barra.
“El problema no fue con la gente que fue camuflada. Nos dieron 350 lugares para la comisión directiva y familiares y no hubo seguridad. Liberaron a la barra que pasaron seis o siete controles para llegar ahí. Fue una masacre”, relató Fassi, quien fue muy duro con su par de Vélez, Sergio Rapisarda.
Vélez iba a tener disponibles 10 mil lugares en el Kempes para la revancha. Fassi ordenó dar marcha atrás luego de los incidentes. Pero no solo por eso el clima va a estar muy espeso: los barras no oficiales cordobeses atacados prometen -vía redes- que habrá venganza contra los velezanos el próximo miércoles. Lamentablemente, el partido promete ser mucho más explosivo afuera de la cancha que todo lo bueno que pueden aportar los jugadores de ambos equipos.