El último 1° de octubre se cumplieron 200 años de la publicación del primer número de la Gaceta Mercantil, histórico periódico cuyo nombre pudo llegar al bicentenario de su existencia gracias al impulso que le dio el periodista Julio César Villalonga, quien en la última etapa de su vida llevó adelante la publicación de manera digital con el objetivo de aportar racionalidad y seriedad para pensar al país, que a pesar de también tener también unos “juveniles” 200 años sufre aún rivalidades y enconos que pueden conectarse con aquellos de los albores de nuestro país.
El acto realizado por la Academia Argentina de Artes y Ciencias de la Comunicación el pasado 3 de octubre tuvo el espíritu con el que Villalonga dirigió la versión digital de la Gaceta Mercantil desde 2009 hasta el 14 de mayo de este año, cuando falleció. La primera alocución, del presidente del Instituto Nacional Juan Manuel de Rosas, Alberto Gelly Cantilo, fue sumamente simbólica, ya que la ceremonia se realizó en el Museo Mitre. Dos apellidos que siempre se miraron desde veredas opuestas en las páginas de la historia argentina. Y cuya convivencia para recordar el bicentenario de la Gaceta Mercantil reflejó las convicciones de Villalonga como director de este espacio digital: ser parte de la prensa libre y funcionar como un puente de comunicación en las siempre agitadas aguas de política, lugar que hoy -200 años después del surgimiento de Argentina como país- sigue tan polarizado como entonces en algunos aspectos que, lamentablemente, parecían ya zanjados en la sociedad.
Gelly Cantilo recordó que en 1822 surgió el que fuera el antecedente de la Gaceta Mercantil: “El precio corriente”, que era una publicación mensual exclusivamente mercantil, con artículos sobre comercio, agricultura e industrias.
El 1° de octubre de 1823 aparece la Gaceta Mercantil, que se publicó durante 8.473 números hasta hasta el 3 de febrero de 1852, cuya última edición salió de la imprenta pero no se llegó a difundir porque Buenos Aires y sus alrededores estaban viviendo la histórica batalla de Caseros, en la que el ejército de José Justo Urquiza derrotó al liderado por Juan Manuel de Rosas, marcando así el fin de la época del “Restaurador” y también de la Gaceta Mercantil, que en las décadas del ’30 y el ’40 de aquel siglo XIX se había convertido en el periódico oficioso y oficial de la Confederación Argentina.
La Gaceta Mercantil terminó su etapa histórica justamente como parte del fin del ciclo rosista en el poder. Pero durante el ascenso de esta figura predominante de la historia, Gaceta Mercantil fue la publicación que entre 1829 y 1835 permitió que se vieran publicados “diferentes matices” de la política nacional, como resaltó el miembro de número de la Academia Argentina de Artes y Ciencias de la Comunicación Fernando Sánchez Zinny.
“La Gaceta es el periódico no dogmático y menos violento de una época violenta”. En un siglo XXI cuyos discursos se han poblado de violencias que parecían saldadas y que se suman a las violencias que nunca desaparecieron en el mundo, la versión digital actual de la Gaceta Mercantil rescata este período de brillo de su antecesora en papel: ser un espacio de debate civilizado para buscar mediar siempre entre las diferentes posturas democráticas, en lo que también siempre fue un puntal de la dirección de Villalonga de cara al próximo 10 de diciembre: resaltar la importancia de cuarenta años ininterrumpidos de democracia.
En 1835, con el regreso al poder de Rosas, la Gaceta Mercantil se convierte en el periódico formal y normativo de esos años. Como explicó Sánchez Zinny, era el instrumento de prensa “serio” y se lo leía para saber que pensaba el circulo del gobierno. Hasta que comenzó luego a publicar directamente los documentos oficiales del rosismo, en el “in crescendo” de la toma de posiciones dentro violencia de la época, aunque nunca se salió de la formalidad y la calidad de su escritura, este último, otro punto en común con los valores de la etapa digital de Villalonga.
Etapa digital que nació meses antes del Bicentenario de la Revolución de Mayo, que transitó el Bicentenario de la Independencia nacional y que llegó al Bicentenario de su marca, que es un mojón ineludible dentro de la historia del periodismo, que como en aquella época vive una etapa difícil en una sociedad dividida entre “pros” y “antis”. Pero que, como legado de Villalonga, seguirá intentando avanzar por el sendero de la prensa libre y de calidad en un mundo tan polarizado como el actual.