A tres días de que se cumplan 45 años del secuestro de las monjas francesas Leonie Duquet y Alice Domon, en el que actuó como entregador y por el que recibió una de sus tantas condenas, el represor Alfredo Astiz pidió ser liberado este lunes.
La decisión está ahora en manos del Tribunal Oral Federal (TOF) 5 de la Ciudad de Buenos Aires, que ya lo juzgó y condenó en dos oportunidades por crímenes de lesa humanidad. Una -dictada en 2011- ya fue confirmada por la Cámara Federal de Casación Penal y la segunda -dictada en noviembre de 2017- aún está en proceso de revisión en ese alto tribunal.
Aquel 8 de diciembre de 1977, un grupo conformado por Madres de Plaza de Mayo, militantes y religiosos, que se reunían en la Iglesia de la Santa Cruz para recabar información sobre los detenidos-desaparecidos en la dictadura cívico-militar fue secuestrado como parte de un operativo de la Armada que contó con la participación de Astiz, quien se infiltró en este colectivo fingiendo ser hermano de una víctima.
Azucena Villaflor, María Ponce de Bianco y Esther Ballestrino de Careaga, que formaban parte de las Madres que en abril de 1977 comenzaron a congregarse en la Plaza de Mayo para reclamar por la suerte de sus hijos desaparecidos, integraban este colectivo que habitualmente se reunía en esta iglesia ubicada en el barrio de San Cristóbal con el propósito de establecer lazos de solidaridad en el contexto de una feroz represión ilegal.
Además de las tres Madres, Azucena, María y Esther, el colectivo estaba conformado por los familiares Angela Aguad, Remo Berardo, Julio Fondevila y Patricia Oviedo; los militantes de Vanguardia Comunista Horacio Elbert, Raquel Bulit y Daniel Horane y las monjas francesas, quienes desde hacía tiempo estaban vinculadas a los grupos de derechos humanos y organizaciones sociales.