Si algún homenaje de excelente nivel necesitaba realizarse en este año en el que se cumplió el
V Centenario del fallecimiento del ilustre español don Elio Antonio de Nebrija fue el espectáculo unipersonal que brindó en el Auditorio de la Universidad del Salvador el autor y autor irlandés Denis Rafter.
Auspiciado por la Asociación de Estudios Irlandeses del Sur que preside el embajador Justin Harman y la directora de la carrera de Lenguas Modernas de esa casa de altos estudios, doctora Paula Ortiz, fue un digno cierre a la primera jornada del III Simposio que organiza la entidad junto con sus similar de Brasil.
En esta obra, el actor, director y autor irlandés Danis Rafter, una vez más vuelve sobre las grandes figuras o hechos históricos de España y nos presenta una visión dramatizada del célebre humanista español. Imaginación, ternura, humor, amistad e interacción con el público logra el actor en esta presentación, en el papel de un irlandés amigo de Nebrija; y una vez más la historia cultural de la madre Patria y de sus grandes figuras logra acabada dimensión. La comparación entre ambos, la amistad que nace del relato, hacen de esta pieza una obra digna aún de mayor repercusión. Denis Rafter, como bien lo dice el programa, “es para el
teatro de España un creador original formado por tres culturas: la irlandesa, la británica y la española”. A veces nos hace esbozar una sonrisa, otras veces reír de buena gana y no pocas emociona, hasta lograr sacar una lágrima.
Fue un acierto su presentación. La obra promovida por el Ayuntamiento de Lebrija es producida por F. Javier de Prado y Pepa Pedroche es la asesora lingüística y textual. Una iluminación a cargo de Juanjo Llorens y una acertada puesta la convierten en una obra más que recomendable y a un valioso actor, que lamentablemente no alcanzó la repercusión que merece. Es una pena que estos emprendimientos tan interesantes no tengan la promoción de las mismas representaciones diplomáticas, en este caso la de España, ya que un Ayuntamiento la promueve, y máxime en este mes en que celebramos su fecha nacional el 12 de octubre. También que los medios no otorguen el espacio para su difusión que merecen estas actividades que con entrada libre y gratuita puede disfrutar numeroso público, mientras que otras manifestaciones de dudoso gusto, a veces, son ampliamente difundidas.
Es una buena lección para el futuro y seguramente alguna vez Denis Rafter podrá presentar en Buenos Aires una serie de sus unipersonales como el de San Vicente Ferrer, Teresa de Jesús, o el de la Guerra de la Independencia, o el Don Quijote en Dublín. Seguro que lo esperamos y merecerá -como en este caso- el cerrado aplauso pero de un público más numeroso.